aimeyajure

Para todas aquellas persona que me leían siendo fantasmas o se mostraban, les informo que la historia ha llegado a su fin. Para quienes no entendieron ese final, las invito a releer porque más claro no

Mis ojos se ampliaron ante la llamarada de fuego que abrazó el lado izquierdo del edificio. Las llamas escalaban las ventanas, quebraban los vidrios y lanzaban trozos de madera sobre nosotros. El hombre

Hay un dicho que dice: para que el malo perezca, primero lo hace el inocente. Las lágrimas, el rencor y el amor nunca consumados, atiborraron una trágica historia que terminó con dos personas heridas,

Ellie masculló en mi oído que hiciera lo que ella dictaminaba. Clarice me susurró en el otro oído que lo correcto era dejarlos ir. Ellas me enloquecían aún más, al punto de elegir por mí mismo. ¿Qué era

Para cobrarte una deuda, debes regresar a tus raíces, al inicio, donde todo comenzó a florecer y te convirtió en lo que eres. Yo lo hice para vengar la muerte de mi amada. Juré sobre sus cenizas, que los

Miramos el cuerpo en el suelo, la sangre manando de una herida abierta en el cuello, la cabeza a un lado, la leve pero punzante respiración y esa paz que respiramos al verlo allí, abatido, indefenso. Ya

Mis piernas flaquearon y mis rodillas impactaron el suelo. El ardor del disparo en mi brazo se propagó como la pólvora. Leonard no dudó en accionar su arma contra mí, aun cuando me esforcé en hacerle creer

Acuné el frío cuerpo de mi hermano y lo mecí igual que lo hacía con su pequeño cuerpo al nacer. Mamá me sentaba en una mecedora, con una manta gruesa colgando de mis brazos, y lo apretaba a mi pecho, justo

Los ojos de Carter fueron como dos lunas llenas una noche de Halloween. Él pestañeó un par de veces antes de bajar la mirada a nuestros cuerpos unidos y la cabeza del cuchillo fuera de su estómago. Mis

Al llamar de un número desconocido, Andrea bajó el teléfono y activó el altavoz. —Hola, Andrea —saludó al otro lado. Andrea frunció el ceño y pestañeó un par de veces. —¿Leonard? —preguntó indecisa—. ¿Cómo

—¿Tienen o no tienen idea de dónde esta el malnacido de Maximiliano? El enflaquecido comandante de la policía no era más que una mierda pegada en el zapato. Era tan incompetente como pedirle a un vagabundo

Caminé hasta los ventanales y observé la calle lateral. El caos aún no llegaba a arropar la entrada o los alrededores de nuestro edificio. Mamá llevaba bastante tiempo afuera y yo estaba sola. Era una

Fueron los cuatro peores días de mi vida. Entre la ausencia de electricidad, la casi nula comunicación con los entes gubernamentales, el encubrimiento sobre lo que en realidad sucedía en el país, el caos

Ocho días después del asesinato. —¿Qué? —inquirí a través del auricular—. No entiendo lo que dices, Heenan. —Es su hijo, señor. —Guardó silencio unos segundos—. Lo mataron anoche. Despegué mis labios,

Diez años atrás. Heenan siempre fue un guardaespaldas fiel, protector y encubridor. Él me ayudó a sepultar cada una de mis víctimas, a limpiar la sangre, a crear una historia y a convertirme en la persona

Colgó y me dejó con miles de preguntas. De inmediato apareció la dirección en la pantalla. Andrea se acercó y me quitó el teléfono de las manos. Observó la dirección y la duda apareció en su mirada. Ella

Rodé sobre la cama y abrí los ojos. Andrea dormía boca arriba. Su brazo derecho rodeaba su estómago, sus ojos continuaban cerrados y su respiración era apenas perceptible. Ella dormía tranquila, segura.

Fuente “No salgas”, fueron las palabras que mi hermana pronunció antes de subir a su habitación. Hice caso omiso y caminé al parque central. El perfume de las flores, los árboles frondosos y la paz que

Él huyó entre el humo y se perdió de mi vista. Bajé la mirada a mi sollozante secretaria y me arrodillé junto a ella. Del disparo en el pecho brotaba sangre cada segundo más Busqué un pañuelo en mi bolsillo

Rodé el anillo de matrimonio en mi dedo anular y encorvé mi cuerpo sobre el escritorio. Decirle a Naomi la verdad no era algo que estuviese en mi lista blanca, y aun así, los golpes en mi rostro y la sangre