Para aquel momento vivíamos uno de los periodos más calamitosos de los últimos años como sociedad, habían pasado cerca de 50 días desde la instauración de “Las Guarimbas” y el número de adolescentes caídos cada día aumentaba más.
Venezuela llegó al torneo como uno más, sabiéndose un equipo talentoso encabezado por los Soteldo, Herrera, Peñaranda y Fariñez que cada 90 minutos daba todo en la cancha sorteando fase a fase para pelear el torneo que nos daría una alegría como nación.
Aún recuerdo que los encuentros eran a las 04:00 o 05:00am y que en ocasiones no podía verlos por las asignaciones laborales, pero gracias a la rotación de días pude ver los partidos más importantes y la final (un día domingo) la pude ver en el trabajo.
El camino de los chamos fue de los mejores del torneo e incluso parecía tener más fortalezas que sus rivales en la final Inglaterra, pero eso no basto, sin embargo, para el aficionado vinotinto siempre quedará en la retina la actuación de “Los que Flinchy”, el regate de Peñaranda, la actuación del cuestionado Ronaldo Peña, el gol hecho por Fariñez ante Vanuatú, los penales ante Uruguay y por supuesto el gol que forzó esa igualdad ante los Charrúas desde el botín de la sorpresa Samuel Sosa.