De entrada debo admitir que esta no resultó la crónica que yo esperaba. Hay ocasiones en las que el corazón se antepone a los planes de uno y cambia todo.
Esa historia tiene de crónica, que es un hecho real y más o menos así, como está narrado allí, pasaron las cosas. Pero esto tomó un rumbo literario propio y, por emotivo, lo dejé correr y que se convirtiera lo que quisiera.
Disfruté mucho esta escritura y me trajo unos hermosos recuerdos, lo cual, al final, justifica todo. ¡Prometo que la próxima vez me atendré más al estilo propuesto...! ¡O quizá no!
At first I must admit that this was not the chronicle that I expected. There are times when the heart overrides one's plans and changes everything.
This story has from the chronicle, that it is a real fact and more or less like that, as it is narrated there, things happened. But this took a literary direction of its own and, because it was emotional, I let it run and let it become whatever it wanted.
I really enjoyed this writing and it brought back some beautiful memories, which, in the end, justifies everything. I promise that next time I will stick more to the proposed style...! Or maybe not!
English version below!
Dos niñas queriendo saber todo, preguntando sin parar: —¿De dónde sale esto? ¿Cómo se hace aquello? ¿Quién hizo esto? ¿Cómo aprendiste eso? ¿Dónde se hace aquello?
Y uno, paciente , que responde a todo. Después de todo son unas niñas y hay que entender. La mayoría de las veces una respuesta genera varias preguntas nuevas… ¡Y uno sigue respondiendo! Y sabes que ellas confían en lo que dices y, en ocasiones, le dices algo que no es cierto, solo por la curiosidad de ver su reacción.
Fue así como nació Chucho Lechucho, el gran cocinero, o quizá deberíamos decir, “el chef”, pues sus preparados son tan buenos, que yo no los podría igualar, ni que quisiera.
Para evitar que las niñas se pusiera “olorosas” a leña, estuvieron dentro de la casa, mientras yo preparaba la parrilla. Cuando finalmente salieron, empezaron con las respectivas preguntas: —¿Por qué hay fuego ahí? ¿Y por qué eso echa tanto humo?— Y yo dando respuesta a todas sus incógnitas.
Pero el punto del clímax llegó cuando me preguntaron si yo había cocinado esa carne y yo les respondí que no. Aunque tuvieran cuatro y seis años, aun en su inocencia sabían que debía haber sido yo, pues era el único que estaba afuera. Incrédulas, insistieron y yo volví a reafirmar que no y agregué que yo no sabía cocinar carne de esa manera.
En este punto ya la duda se había apoderado de ellas y fue así que juntaron sus fuerzas para bombardearme con más preguntas y tratar de aclarar su misterio. Pero una de ellas, quizá de verdad o de mentira, dijo que sí había sido yo porque ella me había visto. Sin embargo, aunque la puerta al patio permite ver hacia afuera, no creo que con su tamaño lo hubieran podido hacer.
Fue así que la broma empezó a tomar forma y le dije —¡Ah, no al que vieron es a mi hermano gemelo!—, el cual no tengo.
—¿Hermano gemelo? — preguntaron sorprendidas. Y yo les respondí que sí, que era igualito a mí y que por eso se habían confundido. Aquello fue un disparador para nuevas preguntas. Yo aproveché para inventar la historia completa y respondiendo a la pregunta de ellas, les dije que mi hermano se llamaba Chucho Lechucho. Aquel nombre les dio mucha risa y les gustó tanto, que en ese momento nació el mito.
Chucho Lechucho era un gran cocinero, mientras yo no sé cocinar. Desde ese día en adelante, cada vez que alguien veía a una persona parecida a mí cocinando, ya sabían que no era yo, sino Chucho Lechucho. Por el simple hecho de tratarse de comida hecha por él, todo sabía mejor. Lo mejor eran las tortas de Chucho Lechucho, las cuales tenían tanto éxito, que hasta un poco de envidia me daba…
Quizá con el descubrimiento de que el ratón o el hada de los dientes no existían, o con la revelación de la verdadera identidad de Santa Claus, también la identidad de Chucho Lechucho quedó en evidencia muy pronto. Pero en este caso nadie asumió su “inexistencia” y hasta el día de hoy las mejores recetas son las que él hace. Cuando la comida me queda más sabrosa que de costumbre, todos saben que no fui yo quien la preparó, sino que, con toda seguridad, Chucho Lechucho, quien vive en Francia, se echó una escapadita y se vino a prepararnos alguno de sus deliciosos platillos.
Una de las niñas, con el tiempo, hasta se convirtió en asistente de Chucho Lechucho y aprendió de él algunos secretos de la buena cocina. Lo cual da muestra de que la fantasía es a veces tan real, que quizá cuando creemos que estamos en la realidad, es solo nuestra imaginación, y cuando vivimos experiencias hermosas, creemos que son fantasía, pero son la más pura realidad.
Por cierto, todavía me estoy saboreando la torta que vino a hacernos la semana pasada.
Chucho Lechucho
English version
Two girls wanting to know everything, endlessly asking: -Where does this come from? How do you do that? Who did this? How did you learn that? Where do you do that?
And one, patient, answering everything. After all, they are children and you have to understand. Most of the time one answer generates several new questions... And you keep answering! And you know that they trust what you say and, sometimes, you tell them something that is not true, just out of curiosity to see their reaction.
That is how Chucho Lechucho was born, the great cook, or maybe we should say, "the chef", because his preparations are so good, that I could not match them, not even if I wanted to.
To prevent the girls from getting "smelly" of firewood, they were inside the house while I was preparing the grill. When they finally came out, they started asking questions: -Why is there a fire in there? And why is it smoking so much? -and I was giving answers to all their questions.
But the climax came when they asked me if I had cooked that meat and I answered that I had not. Even though they were four and six years old, even in their innocence they knew it must have been me, since I was the only one outside. Incredulous, they insisted and I again reaffirmed that I had not and added that I did not know how to cook meat that way.
At this point the doubt had taken hold of them and so they joined forces to bombard me with more questions and try to clear up their mystery. But one of them, perhaps truthfully or untruthfully, said that it had been me because she had seen me. However, even though the door to the courtyard allows you to see out, I don't think with her size she could have done it.
So the joke began to take shape and I said, "Oh, no, the one you saw was my twin brother", which I don't have.
-Twin brother? - they asked in surprise. And I answered that yes, he looked exactly like me and that's why they were confused. That was a trigger for new questions. I took the opportunity to make up the whole story and in response to their question, I told them that my brother's name was Chucho Lechucho. That name gave them a lot of laughter and they liked it so much, that at that moment the myth was born.
Chucho Lechucho was a great cook, while I don't know how to cook. From that day on, every time someone saw a person who looked like me cooking, they knew it was not me, but Chucho Lechucho. Just because it was food made by him, everything tasted better. The best were Chucho Lechucho's cakes, which were so successful, that I was even a little envious...
Perhaps with the discovery that the mouse or the tooth fairy did not exist, or with the revelation of the true identity of Santa Claus, the identity of Chucho Lechucho was soon revealed. But in this case nobody assumed his "non-existence" and to this day the best recipes are the ones he makes. When the food is tastier than usual, everyone knows that it was not me who prepared it, but that Chucho Lechucho, who lives in France, took a little getaway and came to prepare some of his delicious dishes for us.
One of the girls, in time, even became Chucho Lechucho's assistant and learned from him some of the secrets of good cooking. This shows that fantasy is sometimes so real, that perhaps when we think we are in reality, it is only our imagination, and when we live beautiful experiences, we think they are fantasy, but they are the purest reality.
By the way, I am still savoring the cake he came to make for us last week.
Fuente de las imágenes || Image sources [1]
La otra imagen es de mi álbum personal || The other picture is for my personal album
Este texto pertenece a mi serie #Chronos. Puedes leer más sobre la misma en Mis crónicas literarias. Si es de tu agrado este estilo y quieres sumarte a la creación de crónicas literarias, te invito a usar la etiqueta #chronos para la misma.
This writing is part of my series #Chronos. You can read more about it on My literary chronicles. If you like this style and want to join the creation of literary chronicles, I invite you to use the hashtag #chronos for it.
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By @ylich