Compañero breve.

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Hacía cinco meses, mientras caminaba al lado de mi ex-novia, conocí a mi mejor amigo.

Era del tipo de persona que le costaba relacionarse y no sé cómo llegué a tener novia en primer lugar, ella no era muy expresiva pero sí muy agresiva, a veces.

Ése día, recuerdo que mientras salíamos de una tienda un perro pequeño se le atravesó en el camino y ella lo pateó y rió, el pequeño lloró y se acurrucó, ella volteó a verme y yo no pude decir más que: "Eres una desalmada".

Corrí a ayudarle pero me gruñó, oí una réplica de su parte y el hecho de que, según su punto de vista, el perro era agresivo y que me mordería.

Me quité mi sudadera y lo envolví en ella, la miré sin decirle nada y ella tampoco dijo nada para detenerme, pero de seguro entendía mi enojo y no lo aceptaba.

Lo llevé al veterinario, allí lo bañaron y vacunaron, cuando lo encontré, estaba tan sucio que apenas pude distinguir el color blanquecino que le caracterizaba, yo sentí que él estaba feliz y eso me hizo feliz a mí.

Mi madre al principio se encontraba reacia a aceptarlo, pero no pasó mucho tiempo para que se encariñase con él, me daba mucha tristeza ver que tenía tan buenas costumbres como hacer sus necesidades en un periódico, o no morder los cojines.

Muy dentro de mí lo sabía, él había sido abandonado de manera adrede y eso me enfurecía, pero nada iba a ganar con enojarme solo.

Luego de ello terminé con mi novia, aunque no siento que haya sido culpa del perro.

Lamentablemente, él tenía una enfermedad incurable, los medicamentos sólo la atrasaban o simplemente alejaban el dolor, entonces comprendí el por qué lo habían abandonado.

Mis padres lloraron días y noches enteros a mi lado, él no duró más de cinco meses a mi lado, pero sé que fueron los mejores meses de nuestras vidas, mi mamá, por alguna razón, sentía que había perdido un hijo, se me hacía un poco jocoso, aunque no me daba gracia tener que tomar aquella decisión...

Tuvimos que ponerlo a dormir...

Fue duro para los tres tener que hacerlo, pero si no se hacía iba a sufrir más, y, aunque él descanse en paz, sin remordimientos ni sufrimiento, yo tenía algo en mente que no me dejaba dormir.

El por qué le habían abandonado, esa pregunta retumbaba en mi cabeza siempre y me había estado carcomiendo hasta el punto de dejar de comer.

Aún así, luego de un par de semanas, comprendí que el ver sufrir a quién has cuidado con tanta constancia y cariño debe ser exhaustivo, aunque no conocía a la familia del pobre, muy dentro de mí los perdonaba aún cuando nadie me lo hubiese pedido.

Él fue un buen compañero, aunque su vida a mi lado no duró mucho tiempo me sentía feliz de haberlo conocido.

Creo que, por muy rápido que pase el tiempo y por muy corta que haya sido su estancia a mi lado, pude encontrar una breve razón para ser feliz, así como también pude aprender a hacer feliz.

Ahora aprendí que las cosas breves a veces pueden ser las más significativas... y eso es algo que muchos deberíamos aprender.

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Nota: Ésta historia la hice a base de un meme que vi en Facebook, donde el joven narra que su novia pateó un perro y rió, pero no recuerdo en dónde lo vi así que en realidad no tengo el link.

Pero creí que valía la pena hacerle una mini-historia.