Un día, el maestro anunció que un joven monje había alcanzado un estado avanzado de Iluminación.
La noticia causó algo de conmoción. Algunos de los monjes fueron a ver al joven monje.
–Oímos que te iluminaste. ¿Es verdad? – preguntaron.
–Así es – contestó.
–¿Y cómo te sientes?
–Tan desgraciado como siempre – dijo el monje.