El Verdadero yo Parte 1.1

 

INTRODUCCIÓN AL VACÍO

En reconocimiento a los “seres y cosas” cercanas, allegadas y desconocidas que me han acompañado en este peregrinaje más allá de mi voluntad, intuición o conocimientos, con sufrimiento para ellos, cuya ayuda fue tan valiosa por indispensable para percibir mi Vacío, (Los sepamos o no, todos vamos en el mismo carro). 

En agradecimiento a las buenas personas y organizaciones de ayuda por su inapreciable generosidad atreviéndome a proponerles que consideren dar un paso más observando con honestidad y atención si hacen las cosas que hacen por autosatisfacción aún sin lucro, por méritos u obligación moral y buenos sentimientos, porque en tal caso no estarían actuando con libertad vacía y ya estarían pagados. 

En consideración al lector para que descanse de mis cortas expresiones y me haga el favor de hacerse cargo de lo que quiero expresar más de que cómo lo expreso, experimentando así nuestros corazones­espíritu, su unión en el Vacío. 

Por ser una vieja práctica en la tradición del Zen la copia de pinturas de los antiguos maestros chinos, buscadores del equilibrio de la Forma y el Vacío, he ilustrado el libro con mis intentos del 95. Son copias las que tienen sello cuadrado y originales de mi alrededor, las del sello redondo. Quizás, a veces, transmitan el silencio que las palabras no consiguen, “un silencio en ocasiones ensordecedor”, pero Vacío.

Y en homenaje a mis maestros, este gatá. 

No nacido y sin embargo ignorante 

El Maestro Narita me dió el abrazo del Corazón 

Y el Agua de la Vida Nueva. 

El Maestro Moriyama, las manos de los Hechos 

Y una Boca cerrada. 

El Maestro Oyama, la instrucción de su piel: 

Sigue Un solo Camino. 

El Maestro Deshimaru algunas Palabras. 

El Maestro Dogen, me hizo Sonreir. 

El Maestro Huei­Neng, me mostró su Mente 

Y Bodhidarma no me dejó Detenerme. 

Gracias a tantos Budas, compañeros y cuanto existe, 

Me siento y me levanto. 

Si el Cosmos contesta por mí, para qué ser un 

Buda? 

Por fortuna, por todas partes, Nada. 

CAPÍTULO 1 – QUÉ ES EL EGOÍSMO PRODUCTO DEL FALSO YO O EGO.

Las cuatro nobles verdades. El bien y el mal budistas. Pasar de niños a adultos. Despreocupación, asunto cósmico. La evolución de la mente más allá de las palabras. Muchos estamos inadaptados sufriendo y sin sufrir. Mente vacía. Los rebeldes curiosos. El sentido de la vida y el sufrimiento. La superestructura Ego es la estructura vivencial de los pensamientos, sentimientos y hechos con significado personal. ¿Qué es morir y renacer? Aprender a escuchar, no quejarse. Seguir aprendiendo sobre la propia mente. Comprender no es pensar sin practicar. 

El propósito de este nuevo libro de la colección Daidoji, es continuar transmitiendo y compartiendo la Experiencia y la Práctica de la mente de Buda en uno mismo, con la mente de los occidentales, siguiendo la escuela Soto Zen del Japón, al viejo Dogen Zenji según sus escritos, especialmente del Shobogenzo, también publicado en esta colección con el nombre de La Sabiduría Antigua Guía de la Lucidez de Hoy, además de la Transmisión directa hasta el maestro Shoden Shuyu Narita en más de 15 años de trato, de quien recibí la ordenación de monje en Todenji, su Templo en el norte de Honsu, Japón, en 1.989. 

El citado maestro Dogen, guía, orientador, mentor, invita con su Práctica a todo lo necesario, pero seleccionaré cuatro características muy originales con las que se hace hombre de su tiempo y de este, superando los obstáculos de lo sobrante y son las siguientes: 

La primera, que es rechazado por sus compañeros al volver de China por 

“innovador”. Hubo de viajar allí donde encontró a su maestro Nyojo, 

“Transmisor de la auténtica enseñanza de Bodhidarma”, otro monje indio “innovador” emigrado a China, probablemente hacia el siglo IX, huyendo del sobrenaturalismo mágico de los hindúes, en cuyo medio se marchitaba el Budismo por la contaminación ambiental de miles de dioses todavía vigentes. Esta primera característica es una invitación para los que, teniendo fé en la propia intuición de su Verdadera Naturaleza, que es la de todos y la de Buda mismo y una resolución indomable, pueden dejar atrás como inservibles, muchos muebles útiles en otros momentos, debido a una capacidad de discernimiento emergida en la auténtica Práctica de las Instrucciones del maestro Buda.

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