#Ulog: 01 - Pan de Dios bajo la lluvia.

Últimamente he estado bajo mucho estrés, como saben, Venezuela está pasando por una situación bastante difícil económicamente: los alimentos suben de precio cada semana, no hay transporte, hoy en mi caso se acabó el gas para cocinar, el dinero no alcanza, yo como estudiante no dispongo del suficiente tiempo para estudiar y trabajar tiempo completo, entonces… es todo un juego de ingenio y de supervivencia contar con pocos recursos en este país, ¡la verdad es que lo que quiero es explotar!

Así que me dije: “el día de hoy me lo tomaré libre, dedicaré tiempo para mí, para despejar mi mente y planificar mejor las cosas que tengo que hacer”. Y así fue, llegué de la universidad tiré mis cuadernos hacia donde no los pudiera ver. ¡Fuera de mi vista!

Luego de unos quehaceres diarios, salí a comprar un pan de Dios, para darme el gusto. Cerca de donde vivo hay una panadería donde el pan es realmente delicioso (en el caso del pan de Dios, lo hacen cubierto de crema pastelera y coco, es una versión un tanto diferente del pan original ¡pero es una locura!), hubo un tiempo en el que trabajé ahí y siempre me ha gustado el ambiente del local: un ambiente cálido, los trabajadores son amigables, cada vez que paso por ahí nos saludamos y hablo un rato con los que conozco, al igual que los jefes, que se siempre se han comportado maravillosamente conmigo.

Tuve la suerte de llevarme el único pan de Dios disponible, ¡qué suerte tuve! Cuando salí estaba empezando a llover, entonces caminé presurosamente hacia mi conjunto residencial, cuando entré y observé aquel cielo nublado tan acogedor, me dije “no tengo ganas de comer dentro de la casa” quería algo distinto y siempre me ha gustado sentir la lluvia, así que decidí ir al salón de fiestas, que es al aire libre, y me senté en el suelo techado.

La lluvia tomó fuerza y calló con toda furia contra el suelo, podía ver cómo las palmeras se balanceaban alegres bajo la agitada lluvia, el viento frío y húmedo que pasaba de un lado al otro por el salón (la verdad es que sentía mucho frío). Mientras observaba y sentía las gotas caer, saqué el pan de Dios que había comprado y fui saboreando cada pedazo, como si fuese la primera y última vez que comería uno de esos.

Imagínense aquel escenario tan pintoresco mientras saboreas algo tan delicioso… es algo mágico que vale la pena invertir tiempo. Aquel escenario tan melancólico y consolador me ayudó a salir de aquellas aguas profundas de las que estaba sumergida sin darme cuenta, ¿cómo puedo pasar tanto tiempo estresada? ¿cuántas veces me he perdido un escenario tan maravilloso como este?


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Conjunto residencial visto desde la ventana de mi cuarto. Fuente: Propia.
Tomada por un teléfono celular LG-D415.

Hoy caí, una vez más, en la cuenta de que la vida es mucho más que estudiar y buscar dinero, también se basa en estos pequeños y maravillosos momentos en los que sólo te dejas llevar por el presente, dejando a un lado todo aquello que nos atosiga día a día.

¡Vamos inténtalo! Deja a un lado tus quehaceres y disfruta de un buen pan bajo la lluvia, o de un cóctel en un buen bar, o de un paseo por la playa.

Nada como despertar y sentirse vivo.

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