Durante la pandemia los dispositivos móviles se convirtieron en el escenario más idóneo para ofrecer entretenimiento. Los creadores de contenido devenidos en celebridades están marcando y fijando la moda del momento.
Ahora que las medidas de confinamiento han disminuido significativamente, el público se bifurca entre ir dejando de lado a los escenarios virtuales y abarrotar las arenas que están ofreciendo espectáculos.
Es así como podemos evidenciar que los últimos conciertos realizados en Caracas con la participación de artistas reconocidos han agotado taquillas en tiempo récord. Desde finales del 2021, el sello "sold out" interviene diseños de posters para eventos.
Tras la lectura de esta nueva realidad, los influencers buscan alternativas que no desplacen sus niveles de aceptación, con la comprensión, en algunos casos, de que los nuevos derroteros a explorar ya cuentan con profesionales que durante una larga pausa aprovecharon el tiempo para re-oxigenarse. Saltar de la pantalla del móvil a un escenario supondría el viaje en reversa de lo que hicieron algunos teatreros en la denominada experiencia tecnovivial (nombre de por sí poco feliz para el género emergente) del 2020 y 2021.
Las consecuencias de este salto son sin duda impredecibles, aunque los escépticos siempre vaticinarán un estrepitoso accidente. No solo se habla de las escalas entre la palma de una mano a un majestuoso teatro, sino las ventajas que tiene el pre-grabar, los recursos tecnológicos que reemplazan al dispositivo escénico y por supuesto el muy bien manejado tiempo de exposición en un reel o una entrada de tiktok, como quiera que se llame, que tendrá que confrontar hasta la brevísima duración de un sainete.
Siendo esto, las casualidades de la vida me llevaron a ser testigo de excepción de la experiencia que implica la transición de crear contenidos para redes socio-digitales a la producción de una propuesta escénica para teatro por parte del denominado Teamyyaa, conformado por Marián Corrales, Luis Herrera, Macarena Colasante, Rafael Estanga, Manuel Díaz y Daniel Leal, acompañados de la Banda Los Delorian, contando además con la producción de Génesis Ortega y Stefhanny Coehlo, quienes bajo la dirección de Jhon Guitian adaptarían un texto de Reinaldo Navas para elevar a las tablas el espectáculo musical "Me la tiro de..."
Una pieza en clave de comedia musical que expone las dilemáticas situaciones de definición sexual por la que se atraviesa durante la adolescencia y el maltrato psicológico y verbal que se da entre púberes y involucrandonos en la tolerancia, buscando luego, inspirar al público durante la puesta en escena.
La experiencia programando teatro, me hace percibir rápidamente cuando algo no está del todo listo. No suelo decir nada sino brindar cualquier opción que esté a mi alcance para que se termine presentando un espectáculo digno. Mi opción en este caso, fue ofrecer las instalaciones para ensayar sin importar por cuántos días ni por cuánto tiempo... Al final, uno se juega parte del prestigio si lo que producen otros sale bien o no. Incluso llegué a esperar que las productoras me pidieran postergar la fecha del estreno, quizá un par de semanas... Pero, no.
Para mí sorpresa, estos jóvenes casi se mudaron al teatro, ensayaron una y otra vez, con tanto entusiasmo que me hizo dudar del esfuerzo que hacen actores y actrices de trayectoria. Sin duda, los muchachos del teamyyaa son una fuente de vitalidad, esmero, dedicación, constancia y un bálsamo que nos obliga poner las manos en el fuego por esta juventud.
¿Qué cómo quedó la obra? Ya les digo: Una pieza que conoce a su público, que funciona comercialmente y que te hace salir con una sonrisa de oreja y con muchas ganas de tener una foto con estos chamos. Se la tiraron de actores y actrices y nos dejan tremendamente satisfechos. Quizá sea mucho más lo que pueda decir pero lo dejo hasta aquí y yaa...