Casa de barro construída en el siglo XIX (Suruy, estado Falcón)
En esa pequeña casa de barro nació mi madre. Me cuentan que mi abuela usó una cama prestada en el momento del parto porque el lugar donde dormía era una hamaca.
Es inevitable para mí visitar ese humilde pueblo ubicado en las sierras del estado Falcón (Venezuela) y no acercarme a esa pequeña casa. Es inevitable no sentir curiosidad y asomarme por una de sus pequeñas ventanas echando un vistazo a su interior, con sus paredes casi en ruinas y algunos objetos viejos visiblemente deteriorados.
-¿Por qué te gusta tanto esa casa, si está vieja y casi en ruinas? -Una vez me preguntaron.
Recuerdo que sonreí y sin titubear respondí -Esa casa vale más que una bonita mansión.
Y sé, yo sé que suena absurdo pero mi respuesta fue sincera.
Acercarme a ese lugar me llena de gratos recuerdos de mi infancia. Pasar largos ratos bajo la sombra de un frondoso árbol en el patio trasero de esa casa desocupada es algo que hoy en día no dejo de disfrutar, es parte de la “aventura” de estar en ese tranquilo pueblo. Así, que mientras tenga la oportunidad, seguiré acercándome a esa sencilla y vieja casa de barro.
Este muy breve relato es tan solo un pequeño ejemplo de una reflexión personal, y es que “hay cosas en la vida que tienen un gran valor, y por lo general suelen ser las más sencillas” ¡Ojalá no las perdamos de vista!
“No es feliz aquel que todo lo tiene sino aquel que ama y valora lo que tiene”. (Anónimo)