Hoy no quedan más que las interminables ansias de amar, aún con las profundas heridas que sufre este corazón guerrero que se siente derrotado, entristecido, e incluso, acobardado.
¿Acaso vale la pena volver a enamorarnos?
Cabe destacar que en días pasados no hice más que amar sin límites, entregarlo todo y sentir la magia viva del amor ¿Y luego? Luego no quedó más que el polvo de los recuerdos, la tortura de tantos adioses y rechazos recibidos ¿Qué haré con tanto amor guardado? ¿Quizás deba dárselo en migajas a las blanquecinas palomas de la plazoleta? Aquella, en donde tantas parejas acuden para amarse sin miedo alguno.
¿Cómo sanar un corazón herido? Tal vez nadie tenga la respuesta, dime pues si esto realmente vale el riesgo, si en algún lugar aguarda por mí un noble caballero, ese que esté dispuesto a sanar mis heridas y se imagine, al igual que yo, cómo sería degustar un
café mientras charlamos de eso que solemos llamar “vida” ¡Ay, corazón herido! Corazón lastimado, corazón que no hace más que amarte, amor desconocido.