Y entonces me hundí en su perfume que se fusiono con el aroma de mi café, me deje llevar con el vaivén de sus manos además del hecho de solo poder ver sus labios articular sin tan siquiera oír una mínima palabra, puedo asegurar una conexión muy inusual, me sentía como en otro plano que se alejaba cada vez mas de esta realidad mientras el tiempo transcurriera a su lado.
A simple vista entre ella y yo no había mucho de que hablar, eramos dos seres totalmente distintos, ella era el rojo, yo era el azul, pero a su vez eramos vino y pasta, contraste , una buena cena y una buena elección para alguien que sepa a lo que me refiero.
Nos saltamos unos cuantos pasos, eso de darse a conocer con diálogos y monólogos paso a estar en un segundo plano mientras que en tiempo real nos penetramos el alma con miradas que solo ella y yo comprendimos. El primer beso llego por si solo ,junto a el, un montón de sensaciones desequilibraban nuestras bases pero aun así sin descontrolar nuestras vidas o al menos eso queríamos hacer parecer.
Con el pasar de los días me fui convirtiendo en otro ser... Ella era lavanda y yo, miel.