Amor, tú que vives y mueres...
¡cuánto amor sentí alguna vez!
Pero ya en el tiempo lo olvidé,
porque fue sembrado por mí alrevez
en un terreno muerto y sin calidez.
Alrevez creció este amor en la infertilidad
y a pesar de ser abonado sin querer murió,
se secó toda la sensibilidad
esa que albergaba en su gran corazón,
hoy ya ni su esencia vive,
ha desaparecido y con tanta razón,
es como la tinta que escribe y escribe
y que al terminarse nadie repone,
es como algo que se pospone y pospone
hasta que por fin llega a su final,
no hay nada más que se pueda hacer
es el final de lo que nunca debió comenzar.
Mueres amor tú que eres precavido,
cuidas cada suspiro que exhalas,
aunque olvidaste una cosa certera,
sin oxígeno no existe amor que no muera.
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Gracias por leer mi poema, espero te haya gustado.
