Hola
Los malos momentos que en materia geopolítica hemos estado viviendo últimamente con nuestros vecinos nos dejan en claro varias cosas.
Primero, que los países limítrofes no sólo mantienen una actitud hostil hacia nosotros, sino que intentan por todo medio perjudicarnos; como lo es en lo puntual la demanda que tenemos por parte de Bolivia en la Corte Internacional de Justica de La Haya.
Segundo, la ya clásica inoperancia de nuestra diplomacia, que a lo largo de la historia sólo nos ha llevado a conseguir reveses en todo lo que dice relación con la preservación de nuestra soberanía.
Tercero, la completa desidia de nuestras autoridades en cuanto a poner como prioridad la dicha preservación de nuestro espacio territorial a cualquier precio.
En vista de toda esta situación, está más que claro que el haber insistido en ese tipo de alternativas sólo nos ha llevado a seguir cediendo más y más territorio en favor de países, que, por otra parte, son tanto más extensos que nosotros, además de ricos en cuanto a recursos naturales se refiere. Siendo así, y teniendo en vista el considerable poder militar del que gozamos a día de hoy, lo lógico sería dejar a un lado la vía leguleya y derechamente “negociar” con todos estos tan desafiantes y pocos amigables vecinos apelando al poder de las armas, prescindiendo de una vez por todas del apego al derecho internacional. Más aun considerando que está sobradamente comprobado que los tribunales internacionales fallan más políticamente que en derecho (el litigio perdido con Perú lo deja bien en claro). Eso sin contar con los millones que se desperdician miserablemente en costosísimos abogados y baterías legales que a la larga no nos sirven absolutamente de nada.
Procede, por tanto, salir cuanto antes del Pacto de Bogotá, evitando de aquí en más cualquier intromisión de cortes extranjeras en el manejo de nuestras relaciones internacionales. De hecho, esto es algo que vengo sosteniendo desde hace años, y que sólo hoy en día, después de todo lo que se ha perdido por hacer las veces del “buen alumno” de la región, está empezando a considerase. Aun más, yo iría más lejos, y llamaría a desconocer todo fallo anterior lesivo a los intereses nacionales, ya que por otra parte es absolutamente falso que eso pudiera suponer alguna consecuencia negativa para Chile (que era al argumento que en su momento se daba para acatar fallos adversos).
En este video de mi canal youtube desarrollo el tema con más detalle.
