-CUÉNTAME UN CUENTO-

El juicio daba comienzo. Alicia estaba acusada de brujería por sus viajes, su procedencia y lo que contaba de otros mundos sin sentido. Nunca nadie había vivido algo así, por lo que era imposible.
Pero mientras tanto, ella sólo buscaba la señal que la sacase de allí como las otras veces. Que la devolviese a su mundo. Ya no quedaba tiempo y aún no había descubierto cómo activar, ni dónde, el portal que la llevase de nuevo a su casa.

—¡Hable la acusada! Proceda a su versión en este tribunal—Chilló la reina, impaciente— ¡Vamos, vamos! ¿Dónde encontraste ese fruto color escarlata? No hay rincón en este reino donde se haya visto.

—Majestad... Señoría... Lo he contado ya... Mi tía quería pegarme, y ocultándome en la habitación que nunca debe ser traspasada huí a través del espejo. Al otro lado, una mujer muy bella, pero cruel, me ordenó dar esta manzana a una muchacha en el bosque a cambio de devolverme a mi hogar. Me advirtió que no la comiese bajo ningún concepto hasta entregarla. Y me insistió en que la niña tenía el pelo negro como el azabache y la tez blanca como las nieves. Pero en el bosque, un conejo me alertó de que no lo hiciera y me dijo que le siguiese para regresar. Saltó al agujero de un árbol y yo detrás aparecí en este bosque...

En la sala se oyeron murmullos de sorpresa.

—¿La oís? ¡Miente! Yo misma probaré ese fruto para demostrarlo ¡Y ahora, que le corten la cabeza!