Relato de Terror - La Bruja


...


Aquella noche, los perros aullaban, eran las 12 de la madrugada, escuché golpes y voces afuera, me asomé pero no vi nada.

Luego un inquietante silencio hizo que mi piel se erice y tuve miedo, al principio creí que era un ratero que se había metido en mi casa a robar mis pertenencias.


Fui por mi cuchillo carnicero a la cocina, mentalizado en cómo reaccionaría si lo veía despojándome de lo que es mio, me decía: - le daré primero por los pies, luego por las manos, acto seguido le clavaré una puñalada certera en el centro del pecho.

Los perros aullaban de nuevo, sentí un frió inquietante y nuevamente escuché los golpes y las voces...


Todo estaba oscuro en el final de la casa, en el patio donde está un gran árbol de nísperos, a penas y la luna proporcionaba algo de visibilidad.

Caminé lentamente, observé la mirada fija de mis mascotas, mirando el gran árbol, como diciéndome, - ¡allí se oculta el ladrón!... apreté con fuerza el cuchillo.

Me acerqué más y escuchaba las voces con más fuerza, parecía que estaban rezando, repitiendo una letanía, pero no veía a nadie, sin embargo las voces las sentía muy cerca de mí.


Llegué a los pies del árbol y miré a los lados, no había señales de alguien, los perros hicieron silencio...

...

De pronto una bandada de murciélagos me cayó en cima, miré para arriba en la copa del árbol, una figura espantosa cuyos ojos estaban encendidos con fuego.


Los murciélagos seguían atacándome, asustado corrí a la casa, pero a mitad de camino la sombra se lanzó sobre mí, sentí el peso de un elefante, casi no podía sostenerme en pie, se montó sobre mis hombros.

Dijo de forma burlona: - Ahora llévame al bosque.

...

Arrastrándome con su peso a cuestas la llevé, al llegar al lugar vi una fogata y una otras brujas cantando al rededor. Mis piernas temblaban.

La figura macabra se bajó de mis hombros y volvió a dirigirse a mi:

...

-La Próxima vez te llevaré y no regresarás.

Corrí hasta más no poder, despavorido por todo el camino, con el corazón prácticamente en la boca. Ahora no me asomo a ver que pasa afuera si los animales aúllan, se que son ellas, cantándole a la luna.

Derechos de autor del texto, lateral y separador @sidinca.

Las imágenes tienen su fuente.

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