ESE CHAMO SI ES GROSERO


En días recientes, vi por las redes sociales un video corto en el que se mostraba un niño de unos 4 años quien venía caminando y se le notaba muy molesto con algo, quien le estaba filmando le pregunta al niño sobre lo que le está pasando, y el niño le responde con una cantidad de groserías y vulgaridades del más bajo nivel, acompañadas de una agresiva gestualidad, propia del malandreo, tanto quien filma como los que estaban presentes en esa situación reían a carcajadas, la gracia que hacía el niño.

En Venezuela, México, y Colombia, el malandreo es sinónimo de delincuencia. El malandreo es la conducta propia del malandro, que ya desde niño se empieza a notar los síntomas de ser un futuro antisocial. No solamente rechaza los valores y estructuras de la sociedad, sino que también quiere destruirlos.

De acuerdo a estudios realizados por CECODAP, que es un organismo venezolano que existe desde el año 1984, que promueve la defensa de los derechos de los niños y adolescentes, en su informe anual del año 2015, entre algunas de sus conclusiones señala:

“Las aspiraciones de los niños y adolescentes cambiaron, ya estudiar una carrera, aprender un oficio, seguir los pasos del padre o la madre ya no son el norte, tener un plan de vida no es lo común".

Cuando se vive en un entorno, dónde lo cotidiano es la violencia, la figura del malandro pasa a ser el modelo a seguir. El niño observa lo que sucede a su alrededor, aunque no lo exprese, lo que viven en el día a día lo irán llevando al mundo de la delincuencia. Aprende que a través de la violencia y el terror se puede lograr lo que se desea, sin mayor esfuerzo.


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De acuerdo al informe de CECODAP en el año 2015 se produjeron 6455 actos de violencia contra niños y adolescentes, un 32,01 % mayor que el año anterior. Sólo en el entorno escolar 1671 casos registrados, incluyendo homicidios. Niños mueren por rivalidades personales o entre bandas delictivas.

La realidad en los barrios de Caracas como Antimano y Mamera por mencionar algunos, no es diferente a lo que sucede en otros estados, algunos padres no envían a sus niños a la escuela, porque prefieren llevarlos a hacer cola para comprar productos regulados, no se atreven a dejarlos ir a la cancha por temor a una bala perdida.

Inevitablemente recordé un libro de Manuel Barroso titulado Autoestima del Venezolano publicado en el año 1991 que resume la experiencia clínica de este psicólogo durante más de 20 años, y que sale a luz pública por un detonante social como lo fue el llamado “Caracazo” que se produjo el 27 de Febrero de 1989.

Fue un explosión social que se dio en todo el país y el Dr Barroso considero que era momento de salir del consultorio y hacer algo por el país, en su libro habla sobre la autoestima del venezolano y los múltiples factores que la golpean.


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Aunque su libro que llegó a ser un best seller en la década de los noventa en Venezuela ya lleva 27 años de haber sido escrito, hoy más que nunca sigue teniendo vigencia. En el primer párrafo de su libro, en la introducción dice que:

“Venezuela está en crisis desde su nacimiento, lo lleva en su sangre. Bastaría repasar su historia: caudillos, matanzas, atraso, ignorancia, miseria, violencia. Bolívar pensó que su más grande hazaña no era libertar su pueblo, sino conducirlo hasta el desempeño de su libertad. El sabía bien que un pueblo ignorante, pobre, hambriento, enfermo, no era un pueblo libre. La historia siguiente se escribió con mucha sangre, bandos y corrupción. El pueblo siguió pobre, enfermo, ignorante, siguió siendo esclavo. Un siglo después, es cierto que hemos crecido en algunas dimensiones, pero en lo esencial, el pueblo sigue enfermo, pobre, ignorante y además engañado y desesperanzado”.

La crisis, no es política, ni económica, la crisis de Venezuela, es la de la persona, de sus valores, de sus creencias, de su intimidad, de su dignidad. Ha perdido el contacto consigo mismo, no está consciente de sus necesidades, no hay contextos bien definidos, el contexto individual, el de pareja, familia, organizacional y social.

Hace una análisis bien interesante sobre Venezuela, de sus dos caras que se contradicen la una con la otra, por un lado la desordenada, la fea, la sucia, la que no nos gusta, la del malandreo, la de extrema pobreza, la de los cerros, por otro lado la de hermosos paisajes, en las lomas, la de las personas bien arregladas, amables en el trato, la del Avíla, ahora Guaraira Repano.


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Hay una frase que simboliza mucho la dualidad que menciona muy inteligentemente Barroso:
“Marginalidad y optimización cohabitan promiscúamente, dejando la sensación de que vivimos en un país que no es pobre, ni rico, sino todo lo contrario”.

Muchas personas llegan a pensar que marginalidad es sinónimo de pobreza, y no es así. La marginalidad no distingue de posiciones económicas, la marginalidad se instala a todo nivel, tanto en el que vive en un rancho del barrio más remoto del cerro de la ciudad o en las afueras de Caracas, también vive en las más lujosas urbanizaciones o el más alto de los penthouse con la mejor vista de la ciudad.

El marginal es el que se margina de sus experiencias, el que no está consciente de las necesidades propias ni las de su entorno, es que no es ecológico. Marginal es el que se margina por sus experiencias de ruptura de su grupo familiar, marcados por el abandono y la ausencia. Al marginal no le importa lo que suceda con el país, ya aprendió a no importase ni siquiera a sí mismo.

La conducta del niño del video que comento al principio del post, y de quienes graciosamente aplauden su conducta tiene toda una historia que va de generación en generación, mapas o programaciones de desvalorización continua y maltratos. Aproximadamente un 80% de la población proviene de familias donde el abandono está presente, en las calles viven niños en completo abandono, que se agrupan y aprenden nuevas formas para sobrevivir, niños que solo viven con la madre, niños que sólo viven con el padre, niños que viven con sus abuelas o con algún otro familiar. Lo que sucede en Venezuela y otros países latinoamericanos no viene de la nada, ha sido un proceso.


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De ese 80%, muchos niños no sienten que tiene algún derecho, los modelos referentes no están bien estructurados o provienen también de grupos familiares con mapas de abandono, una gran cantidad de niños no son ni siquiera inscritos en la escuela. El otro 20% ha tenido mejores oportunidades de organizarse, de estudiar, de hacer una carrera, de ir un poco más allá. Allí están reflejadas las dos caras de Venezuela.

Los mapas del venezolano.


El niño recibe información del ambiente dónde vive, de sus padres, maestros, familiares y allegados, muchos de los mensajes son contradictorios, algunos llenos de castigos y descalificaciones que van dando forma a su personalidad, el pequeño se va haciendo juicios acerca de qué y cómo se deben hacer las cosas, sus normas, sus valores, sus criterios son una réplica de conductas incongruentes de quienes le acompañan.

A continuación les presento algunas expresiones llenas de incongruencia:

¿Mami, dónde está mi papá?


La mamá le responde en relación al papá ausente desde hace varios años


¿Tu papá está de viaje?
¿Tu papá está trabajando?


No se muestra la verdad de lo que está sucediendo, se oculta, sin embargo el niño no ve al padre, el pequeño se confunde así no lo manifieste. Crece con una mapa de “yo no le importo a nadie”, o “si yo fuera importante, mi papá estaría conmigo”, con ese mapa le transcurre la vida.

A todo esto se agregan mapas de machismo.



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“Aquí los hombres hacen lo que le da la gana”
"Grita para que te respeten"
“Pregúntale a tu papá”
“El hombre es de la calle y la mujer es de la casa”


También tenemos dentro de estas muestras que les presento, mapas sobre la mujer:


“La mujer nació para sufrir”
“Todas las madres son santas”


Podemos ir tejiendo uno tras otro, vinculando una creencia con otra y se va formando un tramado bien complejo. Con el tema de las responsabilidades y obligaciones también les presento algunas expresiones:


“Ya verás cuando llegué tu papá”
“Dios te va a castigar”
“Si no lo haces te pego”
“Cuando los adultos hablan los niños se callan”


Dígame en cuanto a los mensajes con los que se desvaloriza al niño:


“Muchacho pendejo, todos te joden”
“No seas bruto, animal”
“Si no me repites la tarea te doy un pescozón”
“No sabes escoger las papas, no sabes nada”


Así se van formando los distintos mapas, algunos sobre el dinero, las relaciones, sobre los afectos, sobre la violencia, sobre el respeto, sobre lo correcto o incorrecto. El niño del vídeo solo reproduce lo que observa y copia, mañana cuando sea un adolescente, un joven y hombre sus conductas irán en esa dirección.

¿Dónde está la solución entonces?



La solución no está ni en cambios de gobiernos, ni en nuevos programas económicos, ni en el capitalismo, ni en el socialismo, ni en golpes de estado, ni en nuevos partidos, ni con un líder mesiánico. La única alternativa es la educación, vista como proceso humano, no una educación llena de contenidos. Una educación donde el individuo es una persona única, digna de respeto y atención. Una educación que refuerce la valoración del sí mismo, consciente de sus necesidades, responsable de su vida, , con contextos familiares bien integrados que permita descubrir las posibilidades que todos los seres humanos tenemos de descubrir nuevas oportunidades, alternativas y recursos, en su propio mundo.

¿Ese chamo si es grosero?


Fuentes consultadas:

1-2-3-4-5


Autoestima del Venezolano
Manuel Barroso
Año 1991

Salomón Castellanos


@salomonca


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