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Una persona flexible es aquella capaz de adaptarse a las circunstancias que se le presentan en su día a día, sin dejar se ser ella misma. La flexibilidad es el arte de encajar en cualquier parte del tablero, sin dejar de ser una ficha. De observar las circunstancias desde distintas perspectivas con el fin de tener una mejor comprensión de los hechos y no juzgarlos a la primera y quedarse con un punto subjetivo poco práctico.
Ser flexible no es ser una persona con muchas máscaras, sino ser una persona que respeta la opinión y sentimientos de los demás, a estar dispuesta a cambiar su punto de vista al comprender el razonamiento de la otra persona y estar de acuerdo. La flexibilidad facilita la convivencia diaria, ya que al valorar la opinión de otros y dar el brazo a torcer de vez en cuando nos ayuda a ser comprensivos y tolerantes.
Por otro lado, las personas rígidas creen que siempre tienen la verdad, que su opinión es lo única que vale, que sus planteamientos son los acertados. Para ellos, los demás no actúan correctamente o no saben hacerlo de forma adecuada. Todo lo que salga de sus parámetros no es satisfactorio, no le proporciona alegría, cae en un ciclo de frustración y de insatisfacción porque, además de ser rígida ella, intenta que los demás sigan sus pautas y sus normas.
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Una persona rígida es sinónimo de conflictiva, una persona que, si no salen las cosas como ella desea, se frustra y lo paga con las personas a su alrededor, o incluso con ella misma. Se la vive con altas expectativas inalcanzables las cuales la llevarán a ser una persona insoportable e infeliz. Podrá aparentar ser amigable, pero a la hora de entrar a sus dominios… ¡más vale que corras!
Convivir con una persona rígida es muy difícil y frustrante, ya que tienden a ser obsesivos: se la pasan observando cada paso que das, para un mínimo paso en falso, saltarte encima y explotar en reproches, exigirte que hagas las cosas como ella quiere, porque cree que es la mejor en el mundo en hacerlo y que nadie sabe hacerlo como ella. ¡No por nada las personas rígidas sufren de la columna!
Hasta cierto punto, todos tenemos algo de rigidez, lo que no está mal, ya que si viviéramos cambiando nuestro punto de vista constantemente para adaptarnos dejaríamos de ser una ficha, nos volveríamos en un comodín al que todos manipularían a su apetencia. Ni tan calvo, ni con dos pelucas.
Es como los árboles, son flexibles en sus copas, para que puedan sentir y disfrutar del viento, y rígidos en sus troncos, porque de otra forma no podrían mantenerse de pie. Así deberíamos ser nosotros, ser lo suficientemente rígidos para mantener nuestros valores, pero ser flexibles para poder disfrutar la vida y tomarnos las cosas con calma.
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Es totalmente erróneo esperar a que todo esté bajo nuestro control. La vida es un flujo de corriente en constante transformación, el cambio es parte de nuestro día a día, hoy todo está bien, mañana puede que todo cambie y que la vida gire inesperadamente.
La verdad es que el ser humano es reacio al cambio, esto es porque al haber un cambio en nuestro entorno nos produce un desequilibrio el cual nos saca de nuestra zona de confort. Y a nadie le gusta estar fuera de su zona de confort.
Pero no debemos caer en la rigidez, salir de la zona de confort nos abre una amplia gama de oportunidades que nos harán más felices. No podemos pretender que la vida sea lineal y que pasemos toda nuestra vida en la misma rutina, sería bastante aburrido, ¿no? En vez de eso, debemos esperar con los brazos abiertos lo que nos depare nuestro día a día. Hay veces en los que las circunstancias se nos sale de control, y está bien alarmarse y caer en crisis. Lo importante no es la cantidad de veces que caigas, sino las que te levantes. Respirar hondo y analizar las circunstancias.
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¿Qué debemos hacer en un caso de crisis?
- Respirar hondo y exhalar, hacer como si tuviésemos un botón de pausa en nuestra cabeza. Caer en la desesperación no es el problema, sino salir de ella.
- Analizar las circunstancias una vez calmados. Dependiendo del suceso, puede que tardemos más o menos tiempo en calmarnos, peor una vez que recuperamos el autocontrol debemos analizar lo que nos ha pasado, ¿qué nos afectó? ¿por qué?
- No preocuparte, sino ocuparte. Pensar en las oportunidades o en las opciones que tenemos, ¿qué puedo hacer para solucionar esto? ¿es factible esta solución? La factibilidad de una opción es de gran importancia ya que ganarse el bingo que va más allá de nuestro alcance.
- Ser feliz. Mientras vivamos, debemos serlo. No podemos dejar que una persona o circunstancia nos amargue la vida, los problemas vienen solos para crearnos más en nuestra cabeza.
Entonces, la enseñanza de hoy es:
La rigidez es una fuente de conflictos con la cual no sólo dificulta la convivencia con otras personas, sino también con nosotros mismos. La flexibilidad nos hace ser una persona más comprensiva y más feliz, al comprender las actitudes de otros y aceptarlas es parte de una buena convivencia, claro, siempre respetando nuestras limitaciones, si la otra persona llega a ser muy difícil de tratar sea lo que sea que hagas, es mejor alejarte.
Las personas rígidas generalmente sufren de baja autoestima, un bajo amor propio, internamente no se respetan, es por eso que se convencen así mismas de que su manera de hacer las cosas es perfecta, y juzgan la de los demás para evitar juzgarse a sí mismas y caer en la sensación de inferioridad. Si alguien las enfrenta se molestan, les frustran que les pongan límites y que no puedan salirse con la suya. Y como todo en esta vida es cambio, evolución, sus propias normas le impiden avanzar y buscar otras salidas.
Espero que les haya sido de ayuda este post. He tenido tiempo sin escribir debido a que estoy lidiando con una situación que me ha consumido mucho tiempo. En verdad espero que todo salga bien y poder levantarme para seguir adelante, porque eso es lo que nos queda a veces, solo seguir caminando a la incertidumbre de nuevas oportunidades.
¡Un abrazo!
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