MUCHO MÁS QUE MANGO…
El mango para mi pueblo es mucho más que una fruta. Ya sea piñita, burrote, manga, hilacha, bocado o paleta, todos, tienen que ver con su historia, sus vivencias diarias, angustias y anhelos.
En los alrededores de las escuelas y colegios hay vendedores de mango verde, picado, aliñado con sal, adobo, limón, salsa inglesa o salsa de soya. Confieso que jamás lo he probado, pero es una delicia para niños y adultos a la hora del recreo. Durante la temporada del mango no falla en la mesa a la hora del almuerzo el jugo de mango, el cual suele prepararse de distintas maneras, licuando la pulpa cruda con agua, hielo y azúcar o cocinándola acompañada de especies aromáticas. Ni hablar de la jalea cuya preparación tiene sus secretos, de acuerdo a la región del país o de la familia. En estos tiempos difíciles esta fruta, que en muchas regiones es gratis y abundante, constituye un complemento de la alimentación, la merienda, y a veces, cubre una de las tres comidas necesarias.
Como si fuera poco, lo que se sabe del valor medicinal del mango hace de esta fruta, en cualquiera de sus más de mil variedades, aparte de una delicia, un eficaz remedio casero, usado para combatir la hipertensión arterial, problemas digestivos, hemorroides, el colesterol, y hasta para prevenir o combatir el cáncer.
Como tal vez sepamos, mango hay de todos los colores y para todos los gustos.