Mi respiración es agitada.
No salí libre de esa lluvia de flechas, lo pense asi, pero no...
Siento una punzada de dolor en mi pierna derecha, bajo la mirada y veo el rojo liquido carmesí que se agranda como un lago, tengo una enorme flecha en la pierna.
¡Maldigo a los dioses! Sin embargo no tengo tiempo de lamentarme, un enemigo se acerca.
Ve la flecha clavada en mi pierna y piensa que tiene una oportunidad.
Me lamento de su alma.
Veo la sonrisa a través de su yelmo y una mirada airada.
OOH joven me lamento de tu alma.
Pero ya tomaste tu decisión.
En un pestañear desenfunda su espada y da un tajo hacia mi punto debil visible.
Intercepto su golpe y empieza nuevamente la armoniosa melodia que hacen las espadas al chocar.
Dos, tres, cuatro, golpes...
Siento que la flecha se clava mas profundo cada vez que muevo mi pierna.
Cinco, seis,siete golpes...
Ya tengo mi espada atravesándole el estomago y mostrándose por el otro lado.
La sonrisa se borra de su rostro.
Envidio el descanso que logra al obtener la muerte.
Dejo que su cuerpo caiga al suelo
y lo observo por unos segundos mientras la vida abandona su rostro.
La punzada en mi pierna me hace recordar que estoy en medio de una batalla.
Maldigo nuevamente y rompo la flecha con furia de quien esta enojada con sigo mismo.
Desgarro la tela de mi pantalón y la enrollo sobre mi herida para detener el curso de la sangre.
El dolor no se calma pero ya me puedo mover libre.
Y me lamento por mi alma.
Pues ya estoy listo para mas...
Continuara...