Humanamente, no siempre sabremos cuáles serán los resultados exactos de nuestras acciones, pero eso no es razón para actuar arbitrariamente, puesto que no podemos escapar de las consecuencias de nuestros actos.
En el contexto legal, suele decirse que la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento, y honestamente pienso que este es un principio aplicable también a las leyes literalmente universales.
En mi publicación anterior expliqué el concepto del karma a través de la ley de causa y efecto, y los varios enfoques que se le pueden dar a esta figura tan importante para el budismo, incluyendo la ley de la atracción, llegando a la conclusión de que, si bien no podemos cambiar las acciones y actitudes de quienes nos rodean, sí poseemos poder sobre nuestras propias acciones y actitudes, y nuestro norte debería ser velar siempre porque nuestra conducta sea positiva y nos permita crecer como personas en todo aspecto posible.
De este modo, las doce leyes del karma, al explicar de forma muy sencilla la relación sinérgica que debe haber entre una persona y su entorno, pueden ayudarnos a cambiar para bien, eliminar malos hábitos y alejar vibras negativas, dado que nos permiten entender el significado de cada contribución que hacemos al mundo a través de nuestras acciones.
1) La gran ley: “Así como siembres, cosecharás.”
Es decir, que aquello que demos al universo, es lo que obtendremos del universo, ya sea positivo o negativo. Esta lección nos enseña que si queremos paz y amor, debemos manifestar paz y amor, y si manifestamos negatividad, esto es lo que recibiremos.
2) Ley de la creación: “Aquello que deseamos viene a través de nuestra participación.”
En la vida, las cosas no sólo suceden: nosotros las hacemos suceder. Así, debemos ser partícipes activos de esta misma, actuar en función de obtener lo que aspiramos, y crear las posibilidades que queremos.
3) Ley de la humildad: “Debemos aceptar la realidad antes de cambiarla.”
Es importante aceptar las cosas negativas, vivirlas y adueñarnos de nuestra realidad, para poder actuar conforme a estas y hacer un cambio positivo. Por ejemplo, si sentimos dolor, nos negamos a expresarlo y lo embotellamos, no podremos hacer nada para dejarlo ir. Si queremos deshacernos del dolor, primero tenemos que aceptar que lo poseemos.
4) Ley del crecimiento: “Al cambiar nosotros mismos, cambiamos nuestras vidas.”
No tenemos verdadero poder sobre nada ni nadie, excepto sobre nosotros mismos, y la forma en que utilicemos este poder influirá en la forma en que el universo se manifieste a nuestro alrededor. Es por esto, que debemos enfocarnos en construir nuestro buen carácter antes de esperar buen carácter de nuestros semejantes. Cuando somos honorables, actuamos con honor conforme a lo que queremos conseguir, y, consecuentemente, obtendremos resultados honorables.
5) Ley de la responsabilidad: “Somos responsables de aquello que nos pasa en la vida.”
Aquello que sucede a nuestro alrededor, es un reflejo de lo que sucede en nuestro interior, y como parte de nuestra activa búsqueda por el crecimiento personal, debemos intentar adueñarnos de las cosas buenas y malas que nos ocurren, en lugar de estar constantemente buscando excusas en nuestro entorno; esto nos permite encontrar en cada suceso una lección.
6) Ley de la conexión: “El pasado, el presente y el futuro están conectados.”
El universo existe gracias a energía que está interconectada, y aunque lo que hagamos hoy pueda parecer insignificante, es importante que lo hagamos, puesto que hasta las cosas más pequeñas encuentran su lugar en el orden del universo, y pueden llegar a influir en los aspectos más grandes de nuestra vida más adelante. De la misma manera, nuestras acciones en el presente pueden resolver, completar o enmendar acciones ya tomadas en el pasado.
7) Ley del enfoque: “Sólo nos podemos enfocar en una cosa a la vez.”
Una mente dividida es más susceptible a los pensamientos negativos, y es por esto que debemos actuar sabiendo discernir entre lo más y lo menos importante, y lograr nuestros objetivos uno a la vez. Así, al enfocarnos en fortalecer nuestras mayores virtudes tales como el esfuerzo, la humildad, el amor y la comprensión, no tendremos tiempo de pensar en emociones de menor nivel como podrían ser el egoísmo, la envidia, el odio o la rabia.
8) Ley del dar y la hospitalidad: “Nuestro comportamiento debe concordar con nuestros pensamientos y sentimientos.”
Aquello que predicamos y decimos creer debe verse manifiesto en nuestras acciones y actitudes. Habrá momentos en nuestras vidas en que nos veremos naturalmente llamados a demostrar nuestras convicciones y nuestro compromiso con nuestras palabras. Acá, el universo nos dará la oportunidad de poner en práctica lo que hayamos aprendido, y, de ser necesario, a través de lecciones, nos impulsará a seguir aprendiendo.
9) Ley del aquí y ahora: “No podemos disfrutar el presente si nos aferramos al pasado.”
El pasado es historia, el futuro es incierto, y el presente es todo lo que verdaderamente tenemos. Esta ley nos enseña que ver hacia atrás con arrepentimientos, o ver hacia adelante sin razón y sentido, nos evita posar nuestra vista sobre las oportunidades ciertas y reales que se hallan en el presente.
10) Ley del cambio: “La historia se repetirá hasta que aprendamos de ella y cambiemos nuestro camino.”
Así como el universo nos da lo que le damos, también nos da lo que necesitamos. Es posible que algo malo nos suceda una y otra vez, y sintamos que el universo está en contra de nosotros, pero la realidad es que, hasta que asimilemos la lección que este pretende enseñarnos y enderecemos nuestro camino, la historia seguirá repitiéndose. Es por esto que debemos buscar crecer en todas las oportunidades, y en lugar de pensar en la negatividad del asunto recurrente y buscar excusas, debemos encontrar la razón por la cual se repite nuestra historia, y hacer algo al respecto.
11) Ley de la paciencia y la recompensa: “Las recompensas más valiosas requieren paciencia y perseverancia.”
Muchos dicen que nada que valga la pena es fácil e inmediato, y lo cierto es que los más importantes resultados son aquellos que, para suceder, han demandado verdadero esfuerzo de nuestra parte. En lugar de esperar resultados eficaces inmediatos (y decepcionarnos en el proceso), debemos ser perseverantes y trabajar duro por lo que somos capaces de obtener.
12) Ley de la importancia y la inspiración: “Cada contribución personal es una contribución a un todo.”
Con nuestra individualidad, creamos una totalidad. Este enunciado nos permite ver nuestro papel en la imagen más grande; nos urge a esforzarnos porque todas nuestras contribuciones al universo sean buenas. Nuestras intenciones y la energía que dedicamos a las cosas, ultimadamente, determinan su importancia. Puede que en ocasiones nos sintamos insignificantes, pero no es así: sin nosotros, el universo disminuiría, y con nuestra presencia y nuestro aporte, el universo se ve aumentado.
“Sabemos muy bien que lo que estamos haciendo no es más que una gota en el océano. Pero si esa gota no estuviera allí, al océano le faltaría algo.” –Madre Teresa de Calcuta
Katherine Hurst, creadora de thelawofattraction.com, explica que, esencialmente, todo lo que hacemos crea una energía correspondiente que regresa a nosotros de una u otra forma. Las experiencias difíciles con el karma catalizan nuestro aprendizaje y crecimiento, y pueden luego conducir a un karma positivo si trabajamos en obtener un cambio positivo.
El Karma no existe con el propósito de simplemente castigarnos por las malas acciones, sino que, como un maestro, busca enseñarnos: gracias al karma podemos aprender muchísimos aspectos acerca de nuestro entorno y de nosotros mismos.
Todo lo que hacemos repercute en las condiciones en que se presente el karma en nuestras vidas, ya sea el modo en que tratamos a otros, la forma en que vemos nuestro rol en el mundo, la manera en que utilicemos los recursos que nos brinda el universo, y el cómo vamos desarrollando nuestro carácter. Así, el budismo trae a colación el concepto de la reencarnación, explicando que, al final, el karma determinará si al reencarnar uno va a un más alto nivel o si permanece donde está hasta verdaderamente aprender lo necesario.
“Un hombre no es más que el producto de sus pensamientos: se convierte en lo que piensa.” -Gandhi