El Diario de Alessandra: “Solo mi cobija lo sabe”

"Mi vuelo salía a las 21:00, ya todo estaba listo, mi destino mi adorada España, mi segundo hogar, iba a visitar a mis abuelos, luego de mi divorcio pensé que lo mejor era distraerme un poco, ver otros horizontes, unas vacaciones no me vendrían nada mal… Ya en el avión, muy cómoda en mi confortable asiento de primera clase, una chica se sienta a mi lado, alta morena, con poco maquillaje, una cola de caballo , un sueter y jeans, no tan joven unos 32 años quizás, sonrió mientras daba las buenas noches… Ella me buscaba conversación, yo pues, como siempre algo tímida, entramos un poco en confianza, hablamos algo sobre el clima y las temperaturas inestables en el mundo, sobre la comida poco sazonada de los aviones, le comenté que venía de un reciente divorcio en fin...Sentía que ella, más que yo buscaba dialogar, sin embargo tuvimos una conversación armoniosa, no muy larga..

Luego de un rato me sentí algo cansada, así que tome mi cojín, me puse mi antifaz que acostumbro a llevar en mis viajes largos para lograr conciliar el sueño, tomé mi cobija gris, (mi primera acompañante en los viajes) y la puse sobre mí, ella pues me dijo que sentía algo de frió, su abrigo estaba en su maleta y no se había percatado de traerla en su maletín de mano, mi cobija era lo suficientemente grande y la invité a tomar parte de ella. Luego de unos 20 minutos aproximadamente, hubo un roce aparentemente casual de sus manos en mi pierna, no le di mayor importancia, pero luego se volvió a repetir, fue entonces cuando rápidamente me quité el antifaz, ella, solo me miró fijamente, las luces ya estaban apagadas, al preguntarle si pasaba algo solo susurró: todo está bien… Al cabo de un rato volvió a suceder, ella metió su mano en mi entrepierna, admito que no sabía qué hacer en ese momento, estaba atónita en mi asiento pensando si gritar, golpearla, empujarla, llamar a la sobrecargo, pero sentía vergüenza, mientras seguía acariciándome con sus dedos debajo de mi cobija. Su cinismo no tenía límites,pensaba, pero no sé por qué yo no lo evitaba. Luego de un rato bajó la cremallera de mi pantalón y al llegar sus manos a mis pantaletas supe que ya no podía hacer nada, no quería quedar en evidencia, eran sentimientos encontrados.

A pesar de ello, intentaba cerrar mis piernas para evitar que me tocara, pero ella seguía allí, mi mirada se iba hacia otro lado, como disimulando lo que sucedía a pesar de que todos en el avión dormían, solo quería que dejara de hacerlo, no sabía cómo reaccionar, de repente llegó a mi clítoris y lo acariciaba con sus dedos una y otra vez, sin darme cuenta comencé a excitarme, no podía negarlo, el calor se hacía cada vez más intenso aun sin quererlo, era algo que no podía controlar, sentía que me estaba humedeciendo, ella, pues, como si nada pasara, cínica e indiferente, sus ojos los mantenía cerrados pero sus manos y dedos jugaban con mi vulva, ¿pero qué sucedía? yo nunca había experimentado algo así, de hecho no soy lesbiana, me decía a mí misma. Al intentar moverme solo abrí mas mis piernas lo que le permitió a la chica, meter aun más sus dedos dentro de mí y moverlos con total libertad, allí me di cuenta de que ya nada podía hacer y decidí solo esperar a que terminara pronto.

Solo me dispuse a mirar a través de la ventana, como si nada estuviese ocurriendo, mientras ella seguía allí magreando mi intimidad, ya muy húmeda por cierto. Al cabo de unos minutos comencé a sentir que hacía movimientos involuntarios, comencé a moverme hacia delante y atrás, no podía evitarlo, me gustaba hacerlo, sabía que era una locura, pero, quería experimentarla, y aunque en un minúsculo momento me detuve a pensar la locura que hacía, inmediatamente deje la razón atrás y solo me deje llevar...

Mis caderas seguían en movimiento, el vaivén cada vez era más rápido, ella por un momento fijó su mirada en mí, sonrió, cerró sus ojos, mientras siguió acariciando la abertura de mi entrepierna adentro y afuera con movimientos aun mas acelerados. Era una locura!, lo sé, pero mi imaginación comenzó a volar y fantasear, mi excitación era cada vez más intensa, sin pensarlo me levanté un poco más y bajé mi pantalón hasta la rodilla, percatándome que nadie me haya visto, nadie menos ella claro, que con una expresión de sorpresa en su cara, solo dijo "perfecto” lo que le daba más libertad al juego manual y ahora también rosando un poco debajo de esa cobija cómplice, mis senos, aunque con menos intensidad, ya que podía ser más evidente.

Sin darme cuenta salió de mi un gemido espontáneo, mi concentración era única, estaba entregada a ella y a su juego, mis piernas ahora aun más abiertas, la invitaban a seguir... Jamás podría haber imaginado vivir algo así, pero en ese momento solo quería disfrutarlo y que no acabara aun. Sus movimientos eran perfectos, en ese momento comencé a sentir un gran calor en mi cuerpo, el orgasmo había llegado, intenso y furioso como siempre, lleno de energía, caliente y muy húmedo, mi cuerpo comenzó a temblar, quería controlarme pero era difícil, solo quería gritar de placer, experimentaba la sensación más intensa que había vivido mientras mis manos apretaban aquella cobija color gris que tapaba mi parte inferior desnuda, el orgasmo recorrió todo mi cuerpo desde mi vulva extendiéndose por todo mi ser, pequeños gemidos salían de mi, mientras sentía mi flujo salir y sus dedos aun moverse muy rápidamente ufff… Inmediatamente mi cuerpo cayó casi desvanecido, la intensidad del momento había mermado, casi me había desmayado, sus movimientos cesaron, sacó su mano de mi entrepierna, y susurró a mi oído: “Me ha gustado mucho y a ti?” a lo que respondí sin pensarlo “me ha encantado”. Ella desprendió una leve sonrisa que fue retribuida con un “gracias”. Luego el cansancio se adueño de nuestros cuerpos, entrando en un profundo sueño, ya relajadas… Al despertar ella aun estaba a mi lado, y no dijo nada al respecto y yo no me atrevía a hacerlo, ahora solo me pregunto si fue parte de un sueño o lo viví realmente…Solo mi cobija lo sabe”



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Gracias por leerme @luces

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