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Llegó el día que jamás pensamos que llegaría de manera tan rápida y sobre todo inesperada, recibes la noticia fulminante y tu corazón se acelera tan rápido, que hasta la respiración se detiene por unos segundos y las lagrimas corren por tus mejías no creyendo que sea posible, lo que tus oídos escucharon y aún te niegas a creerlo.
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¿Como se le dice a la mente que debes aceptar esta gran pérdida? y sobre todo a tu corazón, que es el que almacena todo el amor que un día tuvo un lugar especial para la persona que fallece y ciertamente ese amor tan bello no muere, se mantiene aún vivo, con más fuerza que nunca, pero como si le faltara un trozo a ese corazón que aún late dentro de ti, sencillamente nada vuelve hacer lo mismo desde aquel día escalofriante y fatídico que te cambia para siempre.
La muerte te golpea tan duro en un instante, que no existe ninguna palabra y consuelo que pueda curar tu corazón que esta roto en mil pedazos y que no entiende ni acepta esta irremediable pérdida, simplemente se pierde el sentido y el rumbo a seguir viviendo, muchos dicen el tiempo lo cura todo, pero que no es así el tiempo solo te confirma que esa persona se fue para nunca más volver intensificando el dolor a tu alma.
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No puedo aceptar haberte perdido, no consivo y no me resigno a no encontrarte en casa, como hago para arrancarme este dolor tan inmenso que siente mi corazón. Este dolor tan grande que me deja tu ausencia, nada podrá calmarlo, ni el tiempo mismo. Siempre vivirás en mis recuerdos más hermosos. Vuela alto mi reina adorada, se que Dios tiene un lugar muy especial para ti. Te amaré hasta el ultimo día de mi vida.