Literalmente ¡mi hija quiere volar!
Nada fácil de sobrellevar esta etapa natural de nuestra vida, ella ha crecido pero sigue siendo mi chiquita, mi niña bonita e indefensa, solo que ahora quiere volar y ese vuelo no solo significa dejar el nido materno, va mas allá de lo que debo como madre conscientemente racionalizar, significa ya no verla como una pequeñita vulnerable y dependiente, para hacerme vulnerable yo ante sus altísimos vuelos.
Ley de vida claro, es natural? por supuesto, pero no es fácil ese desprendimiento, la intención de sostenerla en cada una sus caídas seguirá intacta aunque no lo haré tan impulsivamente, cuando sienta vértigos en mi estomago cerrare los ojos y respirare profundo para controlar las ganas de saltar corriendo a rescatarla.
Mi hija quiere aprender a volar y hasta ahora no se había dado cuenta que ya sabe hacerlo, quizás, porque en el fondo quiere seguir siendo mi pequeñita, pero entendió que se puede hacer las dos cosas .
Aprendió hace ya tiempo y cada vez alza mas altos y largos vuelos, recorre el mundo cada día y ya no le pesan sus alas al hacerlo y lo mas grandioso de todo es que yo estoy aquí para verlo.