La manera en la que se oye música influye en la capacidad cognitiva y creativa del espectador, en consecuencia influye en la calidad de lo que se escucha.
De niños no disfrutábamos la mayoría de los vegetales y verduras, siempre las rechazábamos diciendo “no me gusta”, generalmente preferíamos un solo tipo de comestibles, los dulces. Al pasar el tiempo nuestro paladar fue madurando y aprendimos a apreciar de una variedad más amplia de alimentos y además los recibimos con agrado al comprender los beneficios que aportan a nuestra salud. En cuanto a la música, si usted prefiere un solo tipo de género es porque su oído, su mente, aún no ha madurado lo suficiente para que pueda disfrutar de los que no, es hora de entender que algunas músicas pueden ser más beneficiosas para su salud.
En el trabajo anterior, se abordó la influencia que puede tener la manera en que la gente escucha música en la calidad de la misma. A continuación se presentan algunas sugerencias para la hora de escuchar, con el fin de apreciarla mejor y tener un nivel crítico más elevado de lo que se oye:
Escuchar música es sólo escuchar.
Tal vez es el punto más importante de todos.
Es maravilloso contar con un fondo musical a la hora de limpiar, comer, estudiar, trabajar, ir de fiesta, viajar, hacer ejercicios, vivir. Pero en esos casos termina la música apreciando más al espectador que el espectador a la música. Conviene regalarse un tiempo determinado, pueden ser minutos u horas dependiendo de la disposición y del gusto del oyente, para solo escuchar y apreciar lo que está sonando sin hacer más nada, ni siquiera cantar.
He pecado de molesto e impertinente cuando estoy escuchando música y algún familiar se acerca cantando y le digo “déjame escuchar” o “solo escucha”, pareciera que no me gusta cómo canta y es todo lo contrario. Pero es fundamental reconocer que escuchar música es apreciar algo que está ocurriendo en el aire, la voz del cantante, el instrumento que le acompaña, el mensaje de la letra, los matices (cambio de volumen en la interpretación), en total un cúmulo de elementos que fueron colocados con mucho cuidado y que es imposible captar mientras se canta. No estoy en contra de cantar la música que nos gusta, yo lo hago, pero se trata también de entender que una canción es mucho más que un cantante. Y adivina… se desarrolla más el oído musical cuando sólo se oye.
Otras veces he invitado a alguien a escuchar alguna música y mientras esta transcurre se le despiertan las ganas de conversar: “¡qué bonito!”, “yo quiero tocar así”, “¿cómo se llama el cantante?”, “mi sobrina canta así o más bello”, “mira la foto de mi sobrina”. Evidentemente esta persona, al menos en ese momento, no estaba preparada para escuchar. Igual pasa, y me pasa, cuando alguien quiere compartir música conmigo y no para de hablar: “¡escucha aquí!”, “ya viene la parte”, “mira esta”, “ya vas a ver los acordes que hace el coro ahorita”, “te va a gustar”, “te está gustando”, “te gustó”.
Para aprender a escuchar hay que escuchar y solo escuchar, más adelante la mente se irá entrenando y seremos capaces de apreciar plenamente la música aunque estemos realizando otra actividad.
Preste atención a los detalles.
Como se mencionó antes, la música agrupa una serie de elementos distintos, algunos más perceptibles que otros pero todos con la misma relevancia. En una orquesta de salsa por ejemplo, el espectador suele sólo prestar atención a lo que dice el cantante y algunas veces lo que le responden los metales, pero además de eso hay un piano, un bajo, unos bongos, un cencerro y hasta puede haber un par de cucharillas, todos enlazados en una sincronía perfecta.
Se trata entonces de tratar de percibir y discriminar cada uno de los sonidos inmersos en la música, reconocer el tipo de instrumento, si fue grabado o emulado con un sampler, la función que cumple dentro de la música.
Conozco a alguien que de niño se obsesionó con un álbum de música navideña, donde mencionaba reconocer cierto sonido que sólo él percibía y se pegaba de las cornetas del reproductor para escucharlas mejor. Son esos pequeños detalles colocados con pinzas, ese sutil reflejo en la pintura, esa pizca de pimienta en la receta, esa pequeña frase en la poesía, los que atrapan al espectador y los llevan por un viaje límites de espacio ni tiempo.
Escuche de todo.
Según como yo lo veo, no hay música o género musical malo, sino malos músicos y yo soy uno de ellos (¿se notó que se dijo asi para no pecar de arrogante?). Dicho de una mejor manera, no necesariamente es un tipo de música el que no le agrade a determina persona sino el artista en sí.
Cada género musical tiene algo que aportar según la apreciación y condición del oyente. Pero si aun así usted no tolera cierto tipo de música, está bien, lo importante es que no se enfrasque en uno o dos géneros, siga escuchando, investigando, conociendo. Hoy en día es una bendición poder conocer a cualquier artista del mundo gracias a Internet, vale la pena ver qué tienen las otras partes del mundo para mostrarnos musicalmente. Vaya más allá de lo que le muestran los medios.
Aprecie la poesía.
Vale la pena leer más literatura, llegará el momento en que usted preferirá escuchar letras que digan “yo vi una garza mora dándole combate a un río, así es como se enamora tu corazón con el mío” a las que digan “a mí me gustan mayores, que no me quepa en la boca”, obviamente el primer caso es mucho más nutritivo y cautivante que el segundo. Es interesante la búsqueda de buenas letras en diversos géneros musicales.
Dele mayor valor a la música.
En muchos casos se usa a la música como un accesorio de algo más, en fiestas, conversaciones, comidas, reuniones, películas, algunos hacen grandes conciertos solo para vender alcohol u otra cosa. Si a usted escuchar música o cierto tipo de música le provoca deseos de injerir licor, ir de fiestas, tomar café o viajar, es probablemente porque la música en su vida ha sido siempre el accesorio de algo más. La música por sí sola puede producir la misma cantidad de dopamina y sensación de gozo que el alcohol, el sexo, las fiestas y comer por ejemplo.
El buen uso de los videos
Es recomendable evadir videos musicales con historias e imágenes desligadas a la música. Vale la pena los conciertos o donde se pueda apreciar la ejecución real de determinados instrumentos. Conviene mirar las orquestas o agrupaciones grandes y tratar de identificar el sonido de los instrumentos que se ejecutan allí. O los videos de guitarra clásica o piano donde se pueda relacionar los movimientos del ejecutante con lo que se escucha.
No es la intención del presente ensayo dar a entender que lo anterior es la manera correcta de escuchar música, mucho menos pretender que existe una forma correcta. Sino que por medio de estos consejos el espectador, si los practica, podrá desarrollar una mejor apreciación de lo que oye y un sentido más crítico. De esta manera disfrutará mucho más de la música. Además podrá mejorar sus aptitudes musicales.
Imágenes tomadas de pixabay