Cam-bur-pin-ton

       Cambur es el fruto conocido como banana, pintón se refiere a cuando una fruta está parcialmente madura, pero para los venezolanos, el tetrasílabo "cambur pintón" representa el sonido de las cuerdas al aire del cuatro, es decir su afinación.

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       De arriba a abajo, las cuerdas del cuatro venezolano se afinan con las notas musicales LA, RE, FA# y Si. La relación entre la altura de estas diferentes notas respectivamente con cada una de las sílabas de la expresión "cambur pintón" es el recurso nemotécnico que usa el cultor venezolano para darle una correcta entonación a cada una de las cuerdas del instrumento. Pero está tan arraigada esta frase en nuestra cultura, que me atrevería a apostar a que, todo venezolano que leyó el título de esta publicación, pensó en un cuatro y no en una fruta.

       De dónde surge esta peculiar afinación

       El cuatro venezolano es descendiente de la primera guitarra introducida por los españoles en Latinoamérica a finales del siglo XV y principios del XVI, en pleno período renacentista, la cual constaba de cuatro pares de cuerdas afinadas de grave a aguda con intervalos de cuarta justa, tercera mayor y cuarta justa. Dichos intervalos representan la distancia entre las diferentes alturas de las notas musicales. Antes de dicha afinación existió la que se conoció como "temple viejo", que de grave a aguda disponían intervalos de quinta justa, tercera mayor y cuarta justa.

       En la imagen anterior se observa la diferencia entre las dos afinaciones de la guitarra renacentista que le daría paso a la del cuatro venezolano, se puede notar que en el primer par de cuerdas, una de ellas se encuentra afinada a una octava por encima de su compañera, esto le daría pie a un par de primeras formas de afinación del cuatro: la primera, aunque muy poco conocida, hoy en día prevalece en algunos poblados del oriente de Venezuela y se conoce como "Tiemple nueve", curiosamente dicho término, aunque ligeramente deformado, ha perdurado en el tiempo. La segunda es llamada "afinación de guitarra" pues guarda la misma separación en intervalos de la guitarra clásica, pero es popularmente conocida como "cam-bur-pin-tín" y es implementada para poder ejecutar el cuatro de forma punteada. Por último surgió la afinación más comúnmente usada para este instrumento, el "cambur pintón".


Cada una de estas diferentes afinaciones exige encordar el instrumento con distintos tipos de cuerdas o calibres.

Dato curioso: en las haciendas que contenían cantidades de ganado, llegaban hombres con bebidas alcohólicas y un cuatro para entretener con música a los que allí trabajaban, cómplices de los que, por otro lado y a la vez, robaban el ganado. Cuando la trampa se descubrió surgió la acusación "los ladrones han sido los cuatreros". Hoy en día un cuatrero es un ladrón o ratero y un cuatrista un ejecutante del instrumento.

       El "cambur pintón" ha prevalecido por ser el cuatro venezolano un instrumento de acompañamiento. Es muy conveniente dicha afinación que ubica a la primera cuera (de abajo hacia arriba) una octava por debajo, pues esto le brinda un timbre o tesitura adecuado para tal fin, además y en el mismo orden de ideas, con esta estructura el sonido producido al golpear las cuerdas hacia arriba se hace muy parecido al que se produce golpeándolas hacia abajo, lo que no ocurre en otros instrumentos de cuerda con afinación estrictamente ascendente. Sin embargo, muchos creen que esta forma de afinación se implementó porque en los primeros años del cuatro, cuando las cuerdas eran elaboradas con tripas, éstas (las hechas por cultores venezolanos) no ofrecían la calidad suficiente para resistir la tensión que exigía la afinación del SI agudo, lo que obligaría entonces ubicarla a una octava por debajo.

       Aunque hoy en día las cuerdas son hechas de nylon, con el cual, dependiendo de su calibre, puede lograrse casi cualquier tipo de afinación, el cuatro mantiene su especial y única estructura "cam-bur-pin-ton" como muestra de la jocosidad, creatividad y musicalidad del venezolano.

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       Esperando que esta lectura haya sido, además de grata, nutritiva. Me despido prometiendo seguir compartiendo más material referente a este hermoso instrumento.

¡Muchas gracias por leerme!

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