Solo con Dios, (en la madrugada).
Me encuentro solo con Dios
en la habitación callada,
sintiéndole la mirada
y la calma de su voz.
Sí, estamos solos los dos
en la plena madrugada,
y mi alma toda arrugada
le pide bien y alegría.
Yo sé bien que no podría
mentirle en todo y en nada
pues la verdad es mostrada
en todas sus apariencias.
Sabe bien que mis creencias
son en toda fe arraigada,
y el pecado me anonada,
tanto que me da vergüenza.
No existe quien a Dios venza,
pero se encuentra cansada
mi vida desorientada
de tanta traición a Dios.
Estamos solos los dos
en la tibia madrugada,
y sintiendo su mirada
escucho en calma su voz.