Tú... eras tú. A quien sin conocer
ya había entrado en mi corazón.
Tú... eras tú. Sabía, confiaba y te anhelaba.
Quería abrazarte, quería besarte y no podía.
Pero si tu me pertencías, yo sufría al no tenerte.
Tú, eras tú a quien veía en esas noches
en mi vacío, en mi horizonte.
Eras tú quien se acerba, tuyo era y me acariciabas.
Tanto amor, tanta ilusión, y eras tú.
Sin avisar, sin sospechar que ya venías.
A mi vida un regalo le faltaba
y eras tú, eras tú mi bella dama.
La mujer, mi buena amiga, la que esperaba..
Si, si, tú: mi vida, esa eras tú.
Cuando te vi, te contemplé y no lo esperaba:
yo no sabía que eras tú: la de mis sueños,
la que amaría, la que algún día sería mia.
Esperé y me acerqué y fue entonces,
sólo entonces, que soñé, ¿o no era un sueño?
era el momento y desperté: estabas tú,
si, eras tú, ¡realmente tú!, mi bien amada.
¡Tan bonita, tan mujer... mi mujer!
Tú y yo, juntos, tú, llenando mi ser,
la felicidad que siempre deseé.
Tus caricias, tus palabras,
en cada encuentro daría el alma.
No podía sino amarte, y ¿qué esperabas si eras tú?
Te había amado, te conocía, eras mía desde antes.
Y ahora, en mi presente eres tú: ¿quien más sino tú?
Mi gran amor, mi destino, mi mujer... aquella a quien
a quien siempre amaré.