Viviendo la Represión en Venezuela | Crónica. Abril 6

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Maracaibo, Zulia, Venezuela. Sábado 6 de abril de 2019.
9:00 am

Marchemos hasta Corpoelec Punto de Reunión, Parque de las Verduras. Atte. Sociedad Civil

Así decía una improvisada nota escrita a mano, con marcador la cual estaba pegada con cinta adhesiva al a pared de la entrada del edificio donde vivo.

Pues así fue. Asistí al lugar de reunión en la zona donde vivo, había poca gente, era de esperarse ya que venimos de un mes duro de apagones eléctricos que colapsó todo el sistema económico y social del país entero (más de lo que estaba, para información más detallada hay mucha en la web), no obstante ya veníamos de un "corte programado" de 12 horas, que duró toda la noche y parte de la mañana, conversé con algunos presentes, cosas relacionadas a la actualidad.

Conversaba mientras con un señor, creo que estaba en la mitad de sus 50:

¿Y ustedes cómo están con lo de la luz (electricidad)? Preguntó.

¡En el edificio donde vivo volvió a las 7:00 am!. Respondí .

¡A nosotros nada!. Contestó.

Esperamos un rato a que se sumaran más vecinos, alrededor de unos 45 minutos pasaron y hubo suficientes personas para partir, con silbatos, matracas, banderas y gorras con el tricolor de la bandera partimos en activa arenga y llamando la atención a que se sumaran más la causa,

Llegamos al punto de concentración en la plaza Francisco Araujo en la urbanización La Rotaria, como lugar común, aquí sería donde varias parroquias del oeste de Maracaibo se encontrarían y marchar con destino a Corpoelec (la compañía eléctrica nacional) para protestar por las constantes fallas que ya tienen años afectándonos, sumado a los mega apagones que ya tienen mas un mes ocurriendo en todo el país, cosas "del día a día", creí que la convocatoria no tendría tanta receptividad pero a la cantidad de gente era considerable para ser solamente en esta zona.

10.30 am

¡Es la guardia!. Dijo una señora no muy lejos de donde estaba parado.

Un contingente anti-motín de la Guardia Nacional llegó en la entrada de la calle, aproximadamente 40 motorizados o más dentro de lo que alcancé a contar, mas una tanqueta, estos se desplegaron en toda la salida que conectaba a la plaza con calle principal, los ánimos de quienes estábamos presentes empezaron a activarse, nerviosismo, excitación e incertidumbre.

Un helicóptero de la policía estadal sobrevolaba el espacio, algo se avecinaba o solo era para vigilar, así pensé ingenuamente, sin más, comenzó, nos lanzarnos bombas lacrimógenas para dispersarnos, cabe destacar que en ningún momento hubo alguien o algún evento que alterara la paz, el orden, ni algún otro acto de provocación, corrimos para evitar que nos dieran con los garrotes que tenían en mano, y de los otros "guardias" cargando armas que disparaban perdigones.


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¡No corran! ¡No estamos haciendo nada malo!. Decía una señora cerca que no logré distinguir con la confusión que reinaba.

La humareda se hacía más intensa, y, a pesar de que nos alejábamos ya sentía dolor en mis ojos y el ardor cada vez más intenso, hubo un momento que paré el trote cerca de en una esquina de la plaza, un señor que estaba cerca tenía una botella con agua mezclada con bicarbonato de sodio, nos dio a varios y el efecto fue inmediato, pude recuperar la vista, se calmó el escozor, varios nos devolvimos para mantenernos en el sitio, otros se refugiaban en las casas aledañas.

—¿Por qué le hacen esto al pueblo, por qué? ¡Pónganse de nuestro lado!. Intentaba una señora razonar con uno de los militares presentes.
¡Señora, si tiene alguna queja podemos canalizarle con los consejos comunales unas cajas del Clap. Le respondía el GNB.
¡Yo no quiero clap un COÑO!. Le respondió frustrada luego de la "solución" que le ofrecieron.


Volvieron con las bombas, a mi lado izquierdo un señor que estaría en entrados en los cincuenta con más ímpetu que el que tendría un mozuelo, tomó con la mano una y la lanzó de vuelta a los guardias, otro a mi derecha le echó arena a una que cayó cerca de mi, sinceramente los mayores estaban más envalentonados que lo que pude estar yo, vergüenza siento al confesar esto, mi capacidad de resolver se limitó a correr y ayudar unos pocos.

A unos pocos metro de mi vi a otro señor que estará ya entrados en sus sesenta, él intentó sin éxito mediar con los funcionarios, solo le respondían que se fuera y le golpearon con sus escudos y armas, entre varios nos acercamos y lo sacamos de ahí, de la misma manera con un joven muchacho que hablaba con ellos y le respondieron de la misma manera, ya forcejeaban con él para llevárselo pero entre varios nos lo llevamos.


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Entré de nuevo en la plaza junto con más gente, la poca que se devolvió mientras otros estaban graneados alrededor del sitio, intenté inútilmente mediar con uno de los guardias, quien parecía ser e que comandaba solo me pasó por un lado y vociferaba fanfarronamente: ¡A todos los hombres los meten presos!, queriendo respuesta le pregunté: ¿Por qué? Si estábamos acá pacíficamente otro que estaba junto a él con su uniforme verde, cubierto con armadura, escudo y demás artefactos me respondió tajantemente: ¡Váyanse!.

Al rato fui a la parte de atrás de la plaza, una señora que estaba sentada en un banquillo recuperaba el aliento de todo lo que había corrido empezó a gritar pues le habían lanzado justo al lado de ella otra bomba, corrí a socorrerla para sacarla y un señor, no me acuerdo si era el mismo le echó arena a la bomba, dijo que eso las apagaba, así hice con otra que lanzaron más adelante, la estaba apagando cuando vi la mano de un militar en mi hombro, una señora que tenía al frente que caminara rápido y el guardia solamente me decía: ¡Pa'lante, pa'lante! me fui a una de las casas al lado izquierdo de la plaza, muchos de los vecinos abrieron sus puertas amablemente.

Pude ver cómo muchos desde sus techos grababan y tomaban fotos con sus teléfonos, registraban el acontecimiento. ¡Grábenlo todo! les gritaba en un arranque de animador, ya dentro del patio de la casa donde me resguardé junto a otros asistentes hablábamos del asunto mientas veíamos cómo rodeaban montados en sus vehículos las "fuerzas de seguridad". ¡Esos NO son venezolanos! ¡Los cubanos les lavaron el cerebro!. Gritaban varios desde sus espacios.

Poco a poco veíamos como se retiraban del sitio, pues se trasladaron a una esquina cercana de la vía principal que une La Rotaria, Rosaleda, Modines, Santa Fe y otras más pues quienes venían de una parroquia más lejana fueron interceptados, dispersados y reprimidos, me acerqué ya cuando se estaban retirando los guardias, los manifestantes decían que había que continuar el paso a la sede de Corpoelec en el sector Amparo, me dispuse a discutir y conversar con otros la posibilidad de ir, preferí no hacerlo, tomando en cuenta que no estaba totalmente preparado para enfrentar mayor presión más de la que diariamente vivimos y ahorrarle desgracias a mi familia, por los medios supe que este suceso no fue aislado y otros que se manifestaron corrieron con la misma o peor suerte.


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11:15 am

Me devolví hacia mi hogar, ya con el sol que picaba lo que estaba descubierto de mi piel previamente tostada con los acumulados días de llevar y traer agua hacia mi casa, puesto que no hay servicio fluido desde hace meses, toca beneficiarse de la buena fe de quienes prestan su tiempo y espacio para que los sedientos abastezcamos nuestras reservas, ya veía más cerca donde resido, una sed y calor que abrasaban, un sabor metálico e incómodo en la garganta me invadían.

11:25 am

Entré al pasillo principal, luego presioné el botón del ascensor, ya estaba en lugar "seguro", o al menos así cree uno y quisiera que fuese el hogar pensaba mientras subía en el viejo armatoste, faltaba poco cuando llegaba llegar a mi piso y... todo oscureció. ¿Se fue la luz, tan temprano? _¡No puede ser! Me decía incrédulamente como si fuese primera vez que me ocurriera, logré abrir las puertas internas y con las externas me costó más pero lograba entrar oxígeno, no hallaba el pestillo para liberarlas, así que con la pobre señal que tenía en mi teléfono llamé a mi padre, llegó a los 5 minutos y sin problema me sacó de ahí.

11:35 am

Entré al apartamento, tomé agua, me lavé la cara, me senté un rato en la sala, conversé lo ocurrido a mi papá y mi hermano, quedamos en silencio, puse mis manos sobre mi rostro adolorido y cansado, todo el llanto que no había contenido en un mes lo dejé salir, toda la "resistencia" que me quedaba se desmoronó.

¡Me siento impotente, atado de manos, inútil, quiero trabajar bien y no puedo, quiero expresarme y no puedo, quiero inclusive entretenerme y no puedo!.

¡NO PUEDO!.

P. D. Por razones de seguridad los nombres fueron omitidos.


Imágenes sin edición, capturadas por mi con un Blackberry 8900
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