Déjenme que les hable sobre el amor.
No es hacia una persona en especial.
O un ser en particular.
¿De qué vino este loco a explayar?
Es a un plato sin igual.
Que lleno está de sabores.
En perfecta amalgama.
En armónica combinación.
Es magia en perfectas capas.
Láminas aderezadas con pasión.
Rellenas con carne molida en salsa.
Roja intensa y de buen gusto al paladar.
Con orégano y parmesano.
O albahaca para resaltar.
Queso en su interior.
Y su gloriosa cima.
Engalanada con el inmaculado blanco del bechamel.
¿Qué será a lo que mis palabras se han dedicado a exaltar?.
Se llama lasagna.
Es sinónimo de amor puro, verdadero, sincero.
Amor sin condiciones.
Amor que trasciende.
Amor que todo lo entiende.
Trasciende hasta la realidad misma.
Va a otras dimensiones.
Te lleva al plano astral.
Al espacio sideral.
Y volar como lo hace Super Man.
¡Un momento!, ¿Eso no es una canción?
De origen greco/romano.
Perfectamente lo han adaptado.
A estos gustos tropicales.
Con deliciosas tajadas fritas de plátano.
Por estos lados le dicen pasticho.
En otros le llaman macarronada.
Con algunas variaciones en su interior.
No cabe duda que igualmente es toda una pasada.
¡Comparte chico! Me dicen.
¡Pero si tu pedazo ya tienes!
¿o acaso qué más quieres?.
Sería un ultraje hacia mi persona.
Un crimen de lesa humanidad.
Compartir más de esta delicia.
Egoísta soy, no importa más.
Lo quiero todo para mi.
Es sinónimo del más impoluto sentimiento.
Vida de mi vida.
Ansias de mis ansias.
Amor que todo lo quiere.
Amor que todo lo puede.
Amor que todo lo da.