Aire, lo busco por todas partes,
me asfixio, tiemblo y no me contengo.
Una opresión en el pecho
que me paraliza la vida, el amor, el oxígeno que carezco.
Todo, todo se lo consume,
esta ansiedad que no duerme,
que no disminuye.
Siento náuseas,
aspirando vomitar todos los recuerdos,
me ahogo en el mar oscuro del deseo.
Me hago invisible, desaparezco.
océano profundo,
preocupaciones ondean en el viento.
buscándote por los rincones desolados.
Negro, oscuro. Blanco, claro.
Memorias que vuelan a mi mente,
como un mismísimo pájaro.
Una vez más,
las palpitaciones en mi pecho,
invocando tu nombre,
como quien busca un consuelo.
Ansiedad de conseguirte,
ansiedad crónica imparable,
ansiedad que me desviste
las zonas tétricas del viejo escaparate.
Armario de sueños,
la luna ha sido mi desvelo,
la observo cada noche sin perderle un momento,
le pregunto si algún día yo he de encontrarte,
felicidad ajena, te busco por todas partes.
Tus labios tan lejanos,
corro y lucho por rozarlos.
Ansiedad extrema,
siento que muero antes de considerarlo,
la soga de tu amor asfixiándome en vano.
El pánico que me consume ¡Socorro!
que alguien me ayude.
Ataques ansiosos me dominan la mente,
me electrizan el cuerpo,
me llevan a quererte.
Ansío encontrarte, en medio de la espesura,
nieblina que ciega,
que me conduce a la penumbra.
Sueños rotos se cuelgan en la nube negra,
absorta de memorias,
de emoción y larga espera,
aguardando tu llegada,
recuerdos que conducen
a la ansiedad impasible
cada mañana.
Fuente de imágenes extraídas desde Pixabay:
Portada, Chica desvaneciéndose editada por @Andrades; Chica en el agua editada por @Andrades
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