Insisto en levantarme en el umbral de mis días, y pido calentar el hemisferio inerte de mi alma.
He anulado mis pensamientos más frívolos, para convertirlo en llanto, risas, o simplemente ansiedad.
Pido que te vayas, sin avisar que pronto regresarás, para que la angustia de tu fugacidad me pueda atar de arriba a abajo.
Imploro que no tengas miedo a convivir entre lo predecible, porque ésta loca cotidianidad, es no rutinaria. Ya que si tu problema es la calma, quiero que sepas que la tendrás, pero no la tendrás cuando así lo desees.
Ah, pero si el problema eres tú, te despojo de ti misma, y te secuestro el espíritu. Puesto que si el problema soy yo, volveré al destino prefigurado de mi soledad…, quien quita te vuelva a encontrar.
Escrito por Jhon A. Romero.-