Se fue el 16 de noviembre

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Maduro ofrece bolsas de carbohidratos y te pone a elegir en cadena nacional: a) duro b) blando c) opositor. Te chantajea para que lo pienses y decidas si comes frijoles verdes o morirte. El tirano encuesta su propia extorsión. En televisión un grupo grita “¡Así, así , así es que se gobierna!” mientras que la opción alterna del que sobrevive y el opositor; se simplifica a morir de hambre.

La oposición venezolana insiste con fe creyendo en la marcha. Convocan por todos los medios, y ante el miedo libertario del espejo sureño, el madurismo ordena matar, aprehender, robar y amenazar; al igual que el mismo comportamiento que tiene el policía de negro llamado FAES que llega al barrio en la madrugada.

Llegó la fecha esperada 16 de noviembre, pero se fue como el 23 de enero, y el 12 de febrero. Para la sorpresa del político, hubo más gente de lo esperado. Pero para la decepción de la gente, hubo menos de lo soñado, puesto que no hubo Bolivia, y la nueva composición demográfica de los participantes, asustó a quien se atrevió a pensar en prospectiva. Mucha de la fuerza está decepcionada, por eso prefieren optar por encerrarse, como la otra que camina por Pamplona. No obstante, la luz de muchos jóvenes sigue encendida.

Ayer las redes sociales se inundaron de la expresión inédita de la opinión venezolana. Los de afuera se rieron con ira, y sus recomendaciones de asesinar no fueron cumplidas; y por ende: “Guido es una estafa”. El joven de la pancarta Carlos Caballero se hizo viral y María Corina ha triunfado. Los que nunca protestan, siguen diciendo eso “no lleva a nada” logrando su cometido; reafirmando el discurso del que no ofrece otra alternativa que su pereza holgada.

El 2020 está cerca, y no precisamente viendo y viviendo con calidad. De llegar el año nuevo se hablaría de los siete años de salvajismo, crimen, narcotráfico y despedida.

Los estudiantes de pueblo lleno de paciencia da un discurso motivador, y en Texas un migrante que raspó cupos lo califica vía IG de idiota.

Mañana, pues, serán muchas mañanas; en que la mayoría nos tocará pensar cómo comer, otros que son pocos; pensaran cómo robar. Y otros mostrarán como disfrutan de la corrupción gritando en su embriaguez “si yo no trabajo no como, no me importa la política”.

La política como ciencia es necesaria, por lo tanto, a mi si me importa la política.

Escrito por Jhon A. Romero.-

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