Ustedes por casualidad llegaron a oír las voces de los inmorales decir: “plomo contra el hampa y que se hundan en la cárcel”. Mientras otros insistían diciendo “la culpa es de las mujeres marginales que paren como conejas”.
Alguna vez oyeron a quienes a lo lejos del terror insistieron en culpar a todos, y condenarlos a la muerte. Ensacando el juicio tirando en el lomo del caletero el mayor peso sin medir el peligro de la carga. Sin tener compasión aunque vayan al culto, sin mirar su ombligo aunque lo tengan sucio. Sin ser empáticos con el sufrimiento de quienes han mirado al disfraz negro apuntar al pecho, matando para someter al país.
En Venezuela llegó un gobierno en el año 1998 que prometiendo igualdad, viviendas y riquezas, hoy entregan balas, tortura y odio, con una bolsa que contiene arroz, azúcar y harina. Sangre con amasijo. Pánico y adiós.
A esas voces les quiero cuestionar diciendo: ¿qué tal si en algún momento o día, les llegan tocando la puerta por ser el ganador de la lotería de su justicia?
Sabes, millones de niños de mi país, además de tener hambre, han quedado solos, y están aprendiendo sin mamá, y sin papá. Se les ha olvidado llorar, porque se les ha olvidado que existen.
A los niños de Venezuela se les está yendo la vida comiendo arroz mojado. Ya su cerebro no crece, no rinden en los estudios, porque su fuerza se estancó. Su hogar se ha convertido en la semilla de un ser que ve y vive el terror, y en el fondo el ruido del televisor; que repite y repite la palabra socialismo. Dando como resultado que no diferencia el bien con el mal; o lo normal y anormal.
Mientras tanto, este presente lo tenemos que desdoblar, porque el futuro al que vamos, lo debemos pensar.
Escrito por Jhon A. Romero.-