Ayer recibí una llamada de un pastor que reside en el sector Las Palmitas de la Parroquia Trinidad Samuel; donde el hábitat de tierra y de hambre se encuentra al occidente de Venezuela. Él se va a Medellín porque visitará a sus únicos hijos que huyeron de la nación por miedo. Él irá a su reencuentro, pero lo persigue el pensamiento filantrópico. Él no me llamó para despedirse, sino para solicitarme un consejo, puesto que su principal preocupación es tropezar con algunos caminantes descalzos y no saber qué hacer. Ayer me llamó el pastor que lucha por el agua, que se enfrenta a las autoridades corrupta, el que defiende a su gente.
También ayer me escribió por Facebook una inmigrante que está en Colmobia. Que luego de tantos años de estudio, ejerce la medicina en Bogotá. Su virtud ha sido el esfuerzo y su fe, la pasión por la ciencia, la constancia y sus ideales de triunfo. Valores enseñado por sus abuelos; valores de su pueblo.
Mi madre en la noche saldrá a un concierto de ópera, porque cantarán la poesía de Ghoete. Ella no sabe de música, y nunca en su vida a oído ópera, ni sabrá quien es Goethe, ella solo siente que la música le entra en su ser con suavidad y la encierra en -ojos caídos- a merced de la felicidad.
Mi Papá, soy hijo negado, no sé de él. Mis amigos, irán a leer el libro del cronista. Un libro que vislumbra 450 años de historia en múltiples tiempos. Discuten entre ellos el cómo se aprende la lectura autodidacta: un acto inconcluso de advertencias, prejuicios, y añoranzas. Por eso Carora, no termina, no se explica, pero si se extraña.
El estar en Carora verás como el pueblo se reúne en comunidad, ante la escasez e hiperinflación celebra con bebida de agave conocida como cocuy, degustándose entre varios sabores. El pueblo hace los festivales de comidas, vino, y folklore. El pueblo festeja su aniversario en contextos desiguales, paleando con el hambre entre cambur y catalinas, en combates continuos sin electricidad, con el suministro de aguas sucias que llega esporádicamente por tuberías, con familias rotas. La economía es suero y lenteja, gobernantes asesinos y nuestras plazas en soledad. Con todo esto, los caroreños resistimos en la preservación de su vocación de élite, sobrevivimos en la contención de eso que nos hizo béisbol, nos hizo letra, nos hizo música, nos hizo queso, azúcar y carne. Guerreando en la lucha por sostener las bases de nuestro anhelado desarrollo.
Carora está en la batalla contra la desnutrición y la enfermedad, ella tiene el espíritu noble y perseverante cuando vez a el payaso que saca a pasear todas las tardes a los niños con discapacidad. Carora es el sacerdote humilde, el promotor del turismo vanguardista. Carora es la maestra que enseña sin transferencia de agonías, el pintor con sus manos, el escritor y su desvelo en las letras reflexivas. Carora es el político que empuja insistentemente, es la orquesta infantil que ensaya la novena de Beethoven, la cooperativa que aguanta en unión el peso destructor, son sus estudiantes, es el hombre que mantiene la genética de la Raza Carora, las cabras, y su agricultura milagrosa.
Carora tiene un corazón fuerte, porque conviviendo con el hambre, celebra su esperanza de resurgir como parte de una nación. Ella cumplió 450 años el 8 de septiembre, y la visitó la Virgen del Rosario de la Chiquinquirá de Aregue, en su ética y su estética hay vestigios del siglo XIX, así como también hay mentes de siglos por confirmar. En mi pueblo hay ópera en el barrio, hay libros discutiéndose, hay gastronomía innovadora. Hay gente que ha nacido para hacer historia.
Para los que me leen, mi Pueblo queda en el occidente de Venezuela, y se llama Carora, “donde baila el viento y canta la aurora”.
Por cierto, envío mi saludo a los demócratas, porque sin haber democracia están persiguendo su restitución. Les envío mis calurosos abrazos a los que se anclan en valores; a los honestos y a los perseverantes. A los que respetan las normas, e incluyen a las minorías, a los que aceptan las diferencias, y discuten las decisiones. A quienes desde lejos demuestran empatía y piensan en su entorno. A los compasivos, a los que aman y no sienten asco por el otro. A todos ustedes hermanos venezolanos, que creemos que el cambio es posible luchando. Hoy día internacional de la democracia.