El riel de las miradas tristes

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Todo este tiempo sin escribir por esta red, confieso que pude abrazar el destierro con el llanto de lamentos. Migré entre lágrimas que aferró a mi cuerpo, sintiendo el abrazo del país que se ve en el olvido, o la vida olvido el país. He Mirado en el fondo la luz de una niña que está creciendo en otro mundo. Puesto que no es de aquí, ni de allá. No es su madre ni su abuela. No es su generación antecesora, la de los amigos de siempre, la de los lugares de añoranza, la del vecindario longevo con encuentros frecuentes. Es quizás un ser del mundo, con una nueva manera de ser venezolana. De aquí, de allá, o simplemente de ningún lado.

En todo este tiempo pude escuchar la nostalgia resignada, la misma que mira otros horizontes; pero se pierde en la desesperanza de la noche larga y oscura.

¿Será para bien o será para mal? Es la pregunta que se hace el poder que está desenfocado en un país que ofrece el experimento inédito, que va entre las formas de conflicto y que hasta ahora había existido. Mientras nosotros respondemos despellejando las hipótesis, uniendo las mentes, tejiendo las ideas en la frontera, en los barrios, en las calles, pero mueren, se nos mueren y morimos.

Ese riel que vemos en las despedidas dolorosa; existe, y mientras eso exista, pueda que sea para bien. Entonces, hagamos que la existencia se convierta en cambio.

Escrito por Jhon A. Romero.-

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