¡Hola, queridos seguidores!
En este semestre en curso he estado aún más en contacto con los pacientes debido a las guardias y se me han abierto los ojos…
Les comenté que soy de Venezuela, y aparte de la crisis socioeconómica tan devastadora que estamos pasando, también se suma la crisis hospitalaria, donde en los hospitales públicos (y los centros de salud privados no se salvan) hay escasez de insumos médicos, algo tan tonto como una jeringa o gasas NO HAY y los mismos pacientes tienen que salir a comprar los insumos que necesitan para que puedan atenderlos. Los medicamentos escasean también y cuando se consiguen son exageradamente caros que los pacientes no pueden costearlos ya que son de muy bajos recursos; aunado a eso, NO HAY VACUNAS para los recién nacidos y éstas son muy costosas. En Venezuela enfermarse es desgraciadamente un lujo; me enerva y entristece muchísimo que por una persona tener una pequeña afección donde se puede recuperar satisfactoriamente tenga bajas probabilidades de hacerlo porque el hospital no tiene los insumos para aliviarle su dolencia y el paciente no tenga para costear su tratamiento, y por ende esté condenado a complicarse y en el peor y triste de los casos, morirse. Esta situación me es desgarradora y es en este semestre donde he sido testigo de esos casos que me han hecho replantearme mi labor como futuro personal de salud, como futura agente de cambio, ¿en qué sentido?:
Pues a pesar que el próximo mes cumplo 6 años estudiando Medicina, recientemente es cuando vengo asumiendo mi papel y estableciendo metas claras de lo que quiero ser en mi futura profesión, y es que me siento más comprometida con la salud del paciente, en darle la atención que se merece y cumplir los objetivos que para todo paciente queremos: el alivio de sus dolencias, su curación. Deseo tener en mí la posibilidad de darle opciones a mis pacientes para que se recupere y no dejarle a la “buena de Dios” en un sistema de salud tan precario y asqueroso como tenemos en mi país.
Siento que tengo un deber grandísimo con la gente de mi país, pues no se imaginan lo necesitados que estamos, pero al mismo tiempo estoy consciente que éste no me proporcionará las herramientas para ejercer y crecer en mi profesión como debería y como quisiera; además que los médicos no son bien remunerados si trabajan a servicio público, y de todas maneras si se trabaja en una clínica privada o en consulta externa, las ganancias no alcanzan para el sustento de la familia.
Me graduaré y me darán un título donde inmediatamente me compromete a estar al servicio de las personas (que obviamente estoy dispuesta a asumir ese compromiso), ¿pero cómo puedo servirles si aquí no hay nada para ayudarles? No hay medicamentos, no hay insumos, no hay vacunas, la infraestructura de los hospitales está en declive, no hay agua en los mismos; hay ratas, moscas, mosquitos, chiripas, cucarachas y demás vectores que propagan enfermedades. Desde que estoy en el hospital he dicho que la persona que va a este centro de salud sale peor que como entró.
Es algo que me entristece aceptar, pero no me motiva trabajar en un país que tiene toda la culpa de las muertes de sus habitantes y hace NADA para resolver esta crisis. Por eso uno de mis objetivos para cuando me gradúe es emigrar a otro país, donde pueda ejercer la Medicina sin limitaciones por insumos, medicamentos, instrumentos, equipos, etc.; donde mis pacientes puedan recibir una atención en salud de CALIDAD. Para eso es lo que me estoy formando, para salvar, mantener y prolongar vidas, no para ayudar a reducir el tiempo de vida de las personas porque no tengo las herramientas necesarias para ayudarles.