No más terremotos dentro.
¡Que se abra la llaga del silencio
lascivo y manen las mentiras sostenidas!
¡Que tirite la tierra!
Ya quiero palpitar con mi latido el cuerpo
fortificado de sí mismo.
¡Que salpiquen,
si quieren,
las miserias!
No me importa.
No alcanza verdad la saliva
teñida de veneno.
Ya no estoy donde miras,
ya no tocan tus manos
sensaciones, sólo piel desplegada
a tu trance.
Sentirás, aunque no lo pronuncies
que estoy lejos.