Creemos que nada podría ir mejor, o no más allá de lo que hoy en día anhelamos: un trabajo estable, paz emocional, el amor de tu familia y de los que nos rodean, sientes que sin el éxito que soñamos cuando niños aún sin eso que imaginaste eres feliz y qué más da si es lo bonito de la vida.
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Todos nosotros cuando fuimos niños soñamos con ser muchas cosas, quisimos diferentes profesiones: policía, abogado, doctor, político, ingeniero, presidente, etc.
Quizás cuando creces y te detienes un momento para mirar tu pasado te das cuenta qué has cambiado de amigos, trabajo, lugar donde vives y hasta la noviecita que imaginabas tener cuando niño, ahora eres todo un adulto y la responsabilidad que conlleva.
Ahora sólo quieres una casa, un carro, un trabajo estable, una familia que te ame, poder viajar de vacaciones y cuando sientes que todo eso lo tienes, te sientes a plenitud pero, sí, todo tiene un pero, y es que no sé si por descuido o exceso de confianza piensas que nada puede salir mal porque tienes todo bajo control y la vida te da una lección, una lección que debes aprender o estarás condenado a repetir.
Cuándo te das cuenta a veces es tarde o puedes correr con la suerte de que te hayas dado cuenta de que algo andaba mal y pudiste corregir, en muchos casos no sucede como esta última, ese trabajo estable que tenías ya no lo tienes, esa casa bonita tuviste que venderla y ahora vives alquilado, ese carro que te llevaba a todas partes se tuvo que vender para pagar deudas y ahora usas transporte público, ese teléfono caro que usabas ya no está.
Creo que cometemos ese error, de que la vida nos da señales de las cosas no andan bien y hacemos caso omiso y es el error más grande que podemos cometer. Debemos estar atentos en todos los detalles que son “tonterías”, me di cuenta que de “tontería en tontería” se nos van acumulando los problemas y cuando nos damos cuenta es muy tarde.
Tomemos en cuenta que la felicidad viene en frascos muy pequeños y hay que saber administrar, pues los momentos felices son pocos y cuando no se es tan feliz tu mente colapsa en un abrir y cerrar de ojos intentando recordar en qué fallaste para que todo cambiara así de esa manera.