Es miércoles, 10 de mayo de 2017, tenemos ya un mes saliendo al asfalto ¿razones? Nos sobran, cada día es una distinta… no hay medicinas, no hay comida, inflación acelerada, inseguridad y corrupción a gran escala. Nos costó salir de nuestras casas, ya habíamos tenido un encuentro parecido en 2014, se tituló “La Salida”, allí perdimos a 43… con dolor, con arrechera, personas inocentes reclamando sus derechos.
Sus muertes no quedarán en vano.
Acá vamos de nuevo.
No es justo que unos narcocorruptos comunistas te roben el país, lo hagan pedazos y luego te echen a patadas. No es justo tener que abandonar tu país, tu familia, tus raíces a la fuerza por unos ineptos y empezar de cero. Yo no quiero eso, por eso salgo a la calle a alzar mi voz junto a miles más en todo el país.
Se volvió rutina.
Me levanto, baño, desayuno, tomo mi bolso con todo lo que necesito, y salgo. A veces a concentraciones, otras marchábamos hacia la autopista, en otras trancaba en mi urbanización. Nada más satisfactorio que acusar a un gobierno de dictadura, alzar tu voz y ser parte del cambio. No me quedé de brazos cruzados, y quiero que mis hijos y nietos sepan eso, (si los tengo, por supuesto).
Plomo había siempre, entiéndase plomo como disparos de cualquier tipo: perdigones, metras, balas y bombas lacrimógenas. En ocasiones te disparaban con un chorro de agua potente. Cada día es peor, cada día secuestran a más personas, cada día nos siguen amedrentando. Y no nos matan solo en las protestas, nos matan al no darnos medicinas, nos matan con la escasez de comida, nos matan con la inseguridad.
La marcha está titulada “Nuestra escudo en la constitución”. Ya van 49 caídos durante este mes en la lista, además de los de 2014, y todos los que están matando el comunismo ya.
Yo casi todos los días estoy al frente. Nos organizábamos, nos protegíamos los unos a los otros. Estar adelante o detrás no hacía mucha diferencia, igual estas en peligro. Ellos no nos quieren ahí.
Hace unos días anunciaron una Asamblea Nacional Constituyente, una nueva constitución, nuevas leyes a su favor. Quieren hacer los que le da la gana, pero nosotros somos dueños de nuestro país, y no dejaremos que lo hagan.
Hace poco me gradué de comunicador social, soy periodista, y no quiero abandonar mi país. Siempre intento documentar lo más que puedo, si no lo hacemos nosotros que lo vivimos, ¿quién escribirá nuestra historia?. La indignación me consume, yo no le tengo miedo a las escorias con cascos y armamento, sé que ellos son los que nos tienen miedo a nosotros.
Hoy, mientras estábamos al frente, vi cómo me apuntaron, moví mi brazo contra cualquier cosa que me estuvieran disparando, pero, no fue suficiente… era un arma de fuego. Comencé a sangrar mucho, me dolía el pecho, me desmayé y no pude despertar.
No llegué a la clínica,
ni volver a mi casa.
Este es un homenaje para aquellas personas que salieron a protestar por sus derechos y no pudieron regresar a sus hogares. Este relato está basado en Miguel Castillo Bracho, a quien asesinaron exactamente hace un año, un chico recién graduado de Comunicación Social de 27 años de edad.
Ya es un año de aquellos meses de protesta, de rebelión ante la dictadura. Donde muchas personas dieron el todo por el todo con tal y que Venezuela fuese libre. No hay que olvidar a los héroes de la libertad. Sus muertes no serán en vano y siempre los tendremos presente.
Paz a sus almas.