¡Zas!
(Directa en la yugular)
Así eres tú: fugaz.
Insostenible por promesas.
De gustos tácitos,
e insensible a la poesía.
Anodina.
Frágil cual mariposa,
(y mi universo entero).
Tibia.
Precisa,
cual exacto al traspasar
cajas en sus ligaduras
o cual bisturí
Fría,
tenaz
y de punta de diamante.
Así eres tú: tan penetrante,
e impenetrable a la vez.
Loca y con razón,
mascullando sinsentidos
De la vida,
de amores,
del nosotros.
Y toda esa algarabía sin razones
De las crisis existenciales,
al contemplar el autoengaño,
de la mentira fraudulenta
del nosotros...
Del nosotros.
Porque así eres tú:
No nosotros.
Eres fugaz e imprecisa.
Amante de viejos amores.
Nostálgica de un pasado
que insistes en no soltar.
Precisa cuando te enteras de esta verdad
Y ¡zas!
Directa a la yugular,
y luego lamentas…
Luego lamentas,
sabiéndote preciosa.
Sabiéndote hermosa en mis manos.
Por más sangre que derrame,
de la herida,
que tú
siempre
abres.
He aprendido a cicatrizar por temporadas.
Así no malgasto sangre,
y mis plaquetas
ya ni reclaman,
ya ni se enteran.
Porque saben que así eres tú:
Eres fugaz, e imprecisa.
Preciosa, y precisa
solo cuando apuntas.
Y ¡zas!
Directa a la yugular.