Recientemente les presente un post hablando sobre una estación de teleférico abandonada que fue bautizado como el teleférico fantasma por los lugareños dado el constante avistamiento de una cabina aún en movimiento.
Por desgracia no pude ser testigo de ese “fenómeno”, pero en su lugar, pude presenciar otra cosa muy peculiar…
La estación cuenta con 2 pisos subterráneos, a los cuales no todos saben cómo acceder, pero si eres alguien que le gusta explorar no tardaras mucho en encontrar la forma de hacerlo, lo otro es tener el valor para entrar.
Al ver que la existencia de los pisos subterráneos no pude resistir las ganas de explorar el lugar y descubrir si había alguna otra razón por la cual la estación había sido bautizada con su peculiar nombre y me adentre sin pensarlo mucho. Al principio no encontré mucho, más que lo esperado, mucha oscuridad, algunos escombros y cosas viejas y maltratadas por el tiempo.
Esta parte es la más “clara” del lugar por la entrada de luz en donde estaría en algún momento las escaleras que daban acceso a esta parte de la estación, presumo que fueron cortadas por cuestiones de seguridad o evitar que fuera usado como “hogar” por alguna persona.
El acceso al piso más profundo no era tan fácil y por cuestiones de seguridad no quise arriesgarme demasiado, no solo por la oscuridad del sitio y la ausencia de linternas, sino por la aparente fragilidad de las escaleras y la sensación extraña que me abordaba en ese lugar, lo mismo pasa con el siguiente lugar.
Un “rincón” de la estación en el cual a simple vista se podía distinguir una lata roja y nada más peculiar, pero era tan fuerte la sensación “extraña” que percibía que todos mis sentidos me gritaban que no me adentrara más y fue suficiente para no hacerlo pero antes irme al menos debía tener una fotografía del lugar.
Por la falta de batería en mi cámara no pude ver ninguna de las fotos que había tomado, me limitaba a encenderla para tomar una y luego apagarla.
Cuando abandone la estación y llegue al pueblo cercano de la zona, lo primero que hice fue buscar alguna toma de corriente para cargar la cámara y poder ver las fotos, después de una hora cargando al fin pudo encender. Mi sorpresa fue mayúscula al ver las fotos y como seguramente ya muchos lo habrán notado en ellas se pueden apreciar la presencia de algunos “orbes”, pequeñas esferas de luz, para los escépticos no son más que partículas de polvo, humedad o producto de un lente sucio, los lugareños al ver las fotos no estuvieron muy de acuerdo con esto último, muchos de ellos aseguraron que podían ser animas o espíritus que habitan en el lugar.
En lo personal soy una persona con una mente bastante abierta y sé por experiencia propia de que afuera hay cosas que aún no comprendemos y más en lugares en los que la presencia de personas es mucho menos frecuente.
Sin duda es un lugar al que espero volver pronto y mucho más preparado para enfrentar esa sensación “extraña” que me impidió explorar más y descubrir los misterios que se esconden ahí.