Tic, tac, tic, tac.
Muerte, conocimiento y sociedad.
a fatalidad y el sufrimiento son el tic tac de nuestros mortales cuerpos. Tic tac, tic tac, el reloj como juez y verdugo nos revela con cada segundo aquel incambiable destino. Cada año nos hacemos más viejos y propensos a nuestro declive inminente, no obstante, la sabiduría se marca al mismo son que las de nuestras arrugas, — No en todos los casos, pero sí en una mayoría —. Lo que se transforma en un destino carente de un fin y de un motivo, pero ¿Ese destino se puede cambiar o no? mientras la humanidad yace sumergida en esta interrogante, el individuo lucha ciegamente aferrándose al futuro, futuro que, llegado el momento, no será más que olvido, más que un adiós perpetuo suspendido en los pensamientos de aquellos que nos amaron, un recuerdo que estará envuelto en un mar de melancólicas lágrimas, desdeñando la vida misma, dando por entendido que el concepto ilusorio de la inmortalidad nunca a existido. Aun así, tic tac, tic tac el reloj no se detiene. Lo único seguro es — Por lo menos para nuestros cuerpos — la muerte; ese preciso instante cuando la piel le susurran a la mente que el inesperado suceso ha llegado, la muerte hace su única visita dando señas a su reloj de bolsillo, queriendo decir que nuestro tiempo ha caducado; entonces el último suspiro, se exhala.
editando en este aspecto de nuestro diario existir, donde no hay vida sin muerte y viceversa caigo en la reflexión que hoy en día y a mi juicio — tal vez por como vivo — veo al ser más evolucionado del planeta tierra sucumbido en monotonía y cotidianeidad, veo a un esclavo atado a sus propios vicios y placeres, veo a un cerebro con el poder de crear y destruir encadenado a todo un sistema de miseria, donde, adormecido, no se percata del increíble potencial que tiene en su mente, creatividad. La costumbre es seguir la corriente, hacer lo que la mayoría hace, sin formular tantas preguntas, sin ni siquiera razonar individualmente, todo porque así, se mueve el mundo, es lo que les sirvió a nuestros padres y nos funcionará también a nosotros y a su vez a nuestros hijos, ¿Para qué cuestionar esta realidad?... ¿Para qué convertirnos en creadores?... Es mejor ser consumidores ¿no?... Desperdiciar nuestro intelecto en vanidad, placeres y vicios, eso es lo correcto ¿no?... Pero tic tac, tic tac sigue el reloj, y no hacemos nada nuevo, nada cambia a nuestro alrededor seguimos viviendo como zombis, en nuestra rutinaria forma de vida, si es que a eso se le puede llamar vida. Me detengo un momento en este lapso reflexivo y me digo que la muerte llegará y no he hecho nada más que vivir una vida circular, donde el único bien que hice fue el de hacer más ricos a aquellos a quienes les trabaje.
ste pensar me lleva a un segundo plano que al desglosarlo cobra sentido a una pregunta que se asoma sin más ¿Qué estoy haciendo tan mal para que todo se haya convertido en un desperdicio de tiempo en mi vida? Mi respuesta tocó a la puerta a los pocos días, mientras observaba algunas imágenes por internet, de estas, que le colocan mensajes. Me llamaron la atención tres de ellas, las cuales tenían escrito las siguientes palabras:
Lao Tse
Aristóteles
La leyenda de los dos lobos, batalla interna.
que ocurre en el interior de las personas.
Él dijo,
A lo que el viejo Cherokee respondió:
asándome en estos pensamientos he concluido que esos pequeños actos, los que hacemos a diario, poco a poco se transforman y nos van definiendo, daré algunos ejemplos cotidianos para lograr explicarme mejor:
uego de un día duro de trabajo rutinario, llegas a tu casa, cansado. Tomas una ducha, preparas tu cena, comes y luego te acuesta con celular en mano y duras hasta altas horas de la noche despierto, dentro de redes sociales donde lo menos que haces es socializar de verdad, — pues la mayoría sólo las utiliza para chismosear — leyendo cualquier pendejada que no te nutre ni te entrega algún conocimiento. Sucesivamente haces lo mismo día tras día, lo que comenzó como algo inofensivo ahora se volvió parte de tus hábitos. Comienzas a tener dolores de cabeza frecuentes, desgaste corporal excesivo, tu cuerpo pide más alimentos para poder llevar la carga de tu estrés, engordas, la falta de sueño ahora te pone constantemente de muy mal humor, comienza a comprar pastillas, para calmar el dolor, otras para el estrés, otras para adelgazar, sin embargo, no te das cuenta que el culpable de todo, lo tiene una mala costumbre que se arraigó en ti sin darte cuenta. Y allí está el tic tac, tic tac no tienes tiempo para ser creativo, para leer, para progresar, para centrarte en cómo lograr salir de tu actual estado y poder tener un poco más de libertad financiera.
egundo caso: Digamos que ganas una cantidad de dinero lo suficiente como para darte el lujo de satisfacer un poco tus vicios, entonces, emprendes una carrera donde cada fin de semana tiendes a gastar, más y más dinero, dinero que con tanto sudor te ganaste por la presta de tus servicios: gran parte de este dinero se va en la adquisición de alcohol, cigarrillos o drogas. Todo inicia poco a poco, porque precisamente las grandes industrias que se lucran con las ventas de estos vicios desean precisamente eso, que poco a poco y sin percatarte caigas en una adicción, lo que conlleva a que el dinero vuelva a fluir hacia los grandes millonarios y tu sigas en tu estado actual.
o busco juzgar el comportamiento de cada persona, pues todos somos libres de hacer lo que nos plazca con nuestras vidas. Sólo deseo dar a conocer esta opinión donde nuestros actos y hábitos nos definen.
a historia está llena de grandes hombres, personajes ilustres que dejaron una huella imborrable en diario existir como especie, miro a mi alrededor y observo, que mi ropa, mi celular, mi computadora, los medios de transporte, entre muchos otros, todo está hecho de la invención del hombre. Esto fue cuando enfrentado a su realidad descubrió que tenía un corto periodo de tiempo de vida y que además poseía el poder para cambiar todo su panorama y moldearlo a su antojo, por consiguiente, dejando la flojera mental a un lado, se toparon con un sinfín de posibilidades, la creatividad los arropó, se convirtieron en creadores y no en meros consumistas e hicieron de sus hábitos sus fortalezas, alimentando constantemente su intelecto. Después de cavilar en este pensar me topé con estas preguntas:
ecuerda tic tac, tic tac sigue avanzando el reloj, y con el pasar de estas horas, al escribir esta reflexión, choco con otro pensar no alejado del tema. Todos los seres vivos sufrimos de una enfermedad mortal. Pensemos en esas personas que le diagnostican cáncer o sida, muchas toman la decisión de vivir una vida plena y hacen que cada segundo valga la vida.
El periodo de vida del ser humano según los doctores y científicos es de alrededor de 79 años, es decir, tienes aproximadamente 79 años para morir, lo que me hace pensar que la vida es una enfermedad — como te mencioné anteriormente — y que está en todo ser vivo. Sabiendo esto creo que vale la pena esforzarse intelectualmente para dejar un legado, creo que no importa la edad cuando se quiere aprender algo nuevo. Es por esta razón que debemos dar por hecho que ya estamos muertos, porque ese es el fin de este plano. Lo importante es lo que dejas en cuanto a conocimiento y saber, lo demás no tiene mucha relevancia.
Continuará…
Gracias por el tiempo dedicado al leerme.
Te espero en la siguiente entrega.
Feliz día, tarde o noche.
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