#Reto12Votos Semana 7 - Lo que no soy - El ladrón de alientos

Ella es una chica normal, con una vida como cualquier persona, un esposo, hijo y familia. Puede ser cualquier momento mi hora de aparecer –sin aviso- como sombra oscura en su vida, desde los 12 años estoy acechándola, pero ella no se deja atrapar totalmente, juego con su mente, siempre la mantengo en incertidumbre, sin saber cuándo atacaré, ni que tan fuerte será, sé que siente miedo y desesperación, otras veces de alguna manera es fría y distante, como queriendo decirme “nadie puede conmigo si Dios me acompaña”.

Ella cree poder vencerme con tonterías de meditación, música chamánica de relajación o enfriando el ambiente. Eso sólo me obliga a dormir, cuando ella lo hace, pero al amanecer solo soy una pesadilla que reinicia.

Ha probado todo, desde médicos reconocidos, hasta la medicina natural, vacunas, remedios y pare de contar, Sí, ha mejorado, pero siempre regreso para la revancha, ha sido una lucha épica, quiere hacerme desaparecer, le hago entender que no es posible. Ella cambio su estrategia, decidió tomar el control de su cuerpo. Hace poco me ayudo la crisis, no había medicamentos y en ninguna clínica la atendieron.

-Es mi oportunidad –me dije- pero ella a pesar de estar muy mal se resistió con valentía, no pude con ella, creo que está más fuerte, cada vez es más fácil controlarla.

Ayer, nuevamente nos encontramos, frente a frente, ella pasaba el día placenteramente, compartía con su familia, antes de que ella durmiese, aparecí, la noche es mi momento preferido; esta vez no bastó una pastilla que pudiera controlarme, fui más allá, no podía recostarse, disfruté asfixiarla, pensó que podría conmigo. En la mañana lancé mi último ataque, casi definitivo, tan brutal que llegó a estar hospitalizada.

Ahora teme, tiene miedo de que un día ya no tenga fuerzas, me ve como el mal que la acecha, esperando el momento adecuado para atacar. Los doctores le han dicho: “que no hay una tasa alta de muerte en mis manos”, pero si han muerto muchos por “no creerme peligrosa y traicionera”.

No tengo límites, el límite lo pone ella, cuando puede. Imagino que ya saben quién soy, si no lo han descubierto será un gusto para mí, robarles el aliento, susurrarles un momento de pánico y hacerles decir mi nombre mientras les asfixio. Yo soy A-S-M-A.