Continuando con mi Fantasía hecha realidad había quedado con él en cierto trato que obviamente le había gustado. Sí cumplía con mis expectativas yo sería su esclava por un día, sin duda alguna cumplo por completo con lo que yo quería. Una vez que había descansado de tan agotador momento con mi hermana se levanto y me dijo que esperara su mensaje diciendome el día, hora y lugar.
Pasado exactamente dos días me ha confirmado con un whatsapp el día y me explicó con lujos y detalles lo que quería y como me quería, me pidió ropa interior de color rojo y que fuera en cachetero, que estuviera en jean negros y en tacones altos, una blusa que dejaba ver un poco mis enormes senos y lentes de sol más mi respectivo maquillaje. No solo especifico mi ropa, también lo que quería al momento de estar juntos. No fue nada básico, besos húmedos, que mi pintura de labio dejaran mi marca en su piel, que lo tratara como si fuera su último día en este mundo, desde caricias hasta masajes en todo su cuerpo, que lo sobara, lo apretara, lo mordiera, que fuera lenta y brusca, que una vez sentada encima de él no le quitara la mirada.
Llegado el momento he de cumplir con mi palabra de ser su esclava y de hacer lo que me pidiera, como él lo pidiera, y así fue, esos besos mojados que llevaban ese toque de morbosidad y deseo en su boca, bajando por su cuello y regresando a sus labios mientras de a poco lo iba desvistiendo con agilidad, le lamía el rostro con la punta de mi lengua y me acercaba a su oído para decirle que lo disfrutara, que se relajara, que pusiera sus manos donde quisiera, que hoy era suya de todas las maneras posible, cabe destacar que mientras le hablaba despacio al oído su respiración iba aumentando de tal manera que su aliento salía caliente, me llegaba a mi cuello y eso me hacía excitar.
Le arranque los botones a su camisa para dejarlo descubierto y empezar a pasar mi lengua desde su tórax hasta donde más abajo de su ombligo, donde esos pequeños vellos marca una fina carretera a su hombría, he de acotar que ya se su tamaño y que me lo tragaría completo aunque me ahogara, los masajes y las caricias hacen su trabajo de relajarlo aún más, tome sus manos y lo amarre a la cama mientras que poco a poco yo misma me iba desvistiendo para que me viera el color rojo y detalle el cachetero que dejaba ver medio glúteo de ambos lados, me puse de espalda (de perrito para ser exacta) y me fui acercando hasta ponerle mi entrepierna en su rostro, él no podía tocarme pero me dio un pequeño mordisco que hizo salir de mi varias gotitas de placer.
Con la boca ha de quitarme el cachetero con algo de ayuda mía y en la boca he de dejarselo. Yo seguí con mi trabajo y le quite el pantalón con el boxer de una vez, levanté mi cara y me voy gateando cual gata sexy cerca de su cara para vendarle los ojos y decirle DISFRUTA, me regrese y esos 20 centímetros llegaron más atrás de lo esperado en mi boca, solo escuchaba gemidos y pequeños "AUCH" cuando le hacía una que otra mordida, me di vuelta poniendo mi vagina en su cara y pegandosela en toda la cara soltó lo que tenía en la boca, para empezar a usar su lengua y probar de mi ser. "QUIERO VER" me dijo, "TE ORDENO QUE ME QUITES LA VENDA" sus deseos son órdenes le respondí y le quite la venda para que viera mi figura con los vellos que me había dejado y para que viera el piercing que adorna mi feminidad.
¿Ordenas algo más? No, así como estoy me gusta, me senté encima de él y como había pedido no le quite la mirada de sus rostro, le hacía movimientos suaves y bruscos cuando le saltaba se lo iba a romper, pero me gustaba hacerle cierta maldad, lo libere para que pudiera tocarme y pudiera disfrutar aún más, pasamos de estar yo encima de él a estar contra la pared y encima del escritorio hasta tirados en el piso, cada golpe de sus embestidas eran sonidos que hacía nuestros cuerepos al chocar, lo volvi a colocar boca arriba y le dije que le daría un regalito y que sería el primero en hacerme un anal, lo saque y lo introduje muy suavemente y lentamente porque me dolía pero me encantaba sentir como se abría en mi esa parte que era virgen hasta ese momento, una vez dentro empezaron mis piernas a temblar que pensé no aguantaria estar de cuclillas, estaba apretado y se sentía fenomenal, entre varios saltos, su miembro palpitando dentro de mí, su cara de satisfacción y sus manos apretando mis piernas supe que había acabado, lo sujete y lo saque con mucho cuidado de mí y me deje caer a descansar un poco, porque sabía que era el inicio de 24 horas de intensidad.