El abismo


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Se encontraba completamente solo, atemorizado y sin saber a donde ir, lo que había iniciado como una tranquila caminata en el bosque se había convertido en una pesadilla.

Tomás un joven campesino, se dirigía a casa de sus padres al otro lado de la montaña en su caballo cuando una criatura desconocida lo hizo caer, el impacto lo dejó inconsciente durante varias horas.

Al recobrar el conocimiento, un lugar desconocido provocó que se detuviese su corazón. Conocía la montaña como la palma de su mano pero ese extraño paisaje era completamente nuevo para sus ojos.

Camino durante muchos días tratando de orientarse, pero mientras más lo hacía más perdido se sentía. Una línea de humo en el cielo le indicó que alguien estaba cerca, la emoción que lo invadía era incontenible, sin embargo, una lluvia repentina que borraba el rastro de quién pudiera ayudarlo lo hizo correr.

En el lugar, exhausto y empapado se encontró con una vieja cabaña, un pasto cortado y olor a humo aún en el ambiente le indico que alguien tenía que vivir allí.

Comenzó a tocar la puerta pero nadie respondía, el tocar cada vez más fuerte se llevaba su esperanza. Estaba agotado, tenía hambre y frío, cuando iba dar la vuelta, una voz femenina le devolvió el aliento.

—Ya voy, ya voy— gritaron, desde adentro de la cabaña. Nunca antes palabras tan sencillas le habían dado tanta alegría, suspiró de alivio.

Al abrirse la puerta el asombroso lo invadió, una mujer como las que solo puedes encontrar en los sueños más profundos estaba delante de él, su piel era radiante como la luna, su cabello era largo de color verde y de él se asomaban unos pequeños cuernos.

Su belleza lo cautivo inmediatamente, pero sabía que aquella chica no era humana; así que antes de que ella pudiera decir una palabra trato de huir de aquel lugar.

Al correr se olvidó completamente del suelo mojado, tropezando y cayéndo en un charco gigante recuerdo de aquella fuerte lluvia. La chica le miraba con asombro y no podía parar reír, se acerco lentamente a él y le tendió una mano.

Ahora aparte de asustado estaba avergonzado, no sabia que pensar, tomó un poco de aire y después de unos segundos sostuvo aquella mano que le brindaba apoyo.

La lluvia volvió a caer con fuerza, la chica apretó la mano del joven y corrió a su casa. El contacto de sus dedos entrelazados, los dejo sin palabras, él estaba sonrojado y ella un poco apenada.

—Soy Amarie —soltó la joven, para romper aquel silencio incomodo—¿Qué especie eres tú ?

Él un poco confundido con la pregunta, devolvió el gesto.

—Yo soy Tomás, soy humano y perdón por lo de hace un momento —exclamó, aun muy apenado.

La joven nuevamente comenzó a reírse a carcajadas, aquella risa era contagiosa así que fue inevitable sumarse a ella.

La química que nacía entre ellos invadía toda la habitación. Pararon de reír para poder respirar, Amarie luego de secar una pequeña lágrima producto de aquella risa, lo miró con un poco de curiosidad.

—Y.... ¿De dónde vienes, Tomás el humano?

—vivo en un pequeño pueblo a la orilla de esta montaña—respondió con un sonrisa de cortesía.

La chica se quedó pensando por un instante —¿un pueblo? creo que estas confundido— aclaró —No existen pueblos en este lugar .

—¿Éste lugar? ¿Dónde estamos?—interrogó, Tomás desconcertado.

— Estamos en el abismo—contestó la joven, mientras acariciaba su largo cabello.

—¿Estoy muerto?— gritó Tomás en pánico.

—No te preocupes, no estás muerto—dijo entre risas —te ayudaré a volver a casa.

Estas palabras fueron el inicio muchas aventuras, cada día despertaban juntos y después de un delicioso desayuno caminaban en búsqueda de aquel pueblo. Ambos sabían que no estaban cerca de encontrarlo, pero era la excusa perfecta para no separarse ni por un instante durante el día.

No estaban conscientes que el tiempo podía pasar tan rápido, que ese día peculiar se transformaría en un pestañear en semanas y las semanas en meses; que ellos dos seres tan distintos, pero a la vez tan parecidos terminarían amándose y que aquel lugar que había comenzado como una pesadilla terminaría siendo un hogar para Tomás.

Su amor se hacía inmenso pero su tiempo cada vez más corto, una tarde mientras buscaban al pueblo que parecía tan distante, la falta de aliento y un color pálido en los labios del joven fueron señal que algo no estaba bien. Transcurrieron unos minutos antes de que pudiera recomponerse.

—No pasa nada, no te preocupes—dijo en voz temblorosa a su amada, quien lo miraba con ojos llenos de lágrimas.

Pudo dar unos pasos tambaleantes antes de desmayarse por completo. Al abrir los ojos, se encontraba en una cabaña diferente a la que le había regalo los mejores recuerdos, a sus pies dormida se encontraba la mujer que tanto amaba.

El anciano de piel semejante a la de un lagarto, dueño de ese lugar lleno de libros y pociones, se acerco a ellos con un libros en sus manos y posteriormente leyó una de las páginas.

El abismo forma parte del limbo, en él vagan las almas perdidas, puede brindarle arrullo a todos los seres vivos, pero no todos pueden vivir en él. Su energía es poderosa y se alimenta de los cuerpos más débiles.

—Él debe regresar a su tierra, ya ha vivido demasiado tiempo aquí—exclamó, con cara de preocupación el hombre.

Para Tomás era imposible regresar, no podía irse dejando atrás aquella mujer que había robado su corazón, no le importaba morir mientras ella se encontrará a su lado hasta su último suspiro. Su hogar no era nada si ella no estaba allí.

Regresaron a la casa en silencio, ambos estaban destrozados. Deseaban lo mismo pero el precio de ese sueño era demasiado alto.

—Debes volver Tomás — reiteraba la chica para convencerse así misma, su corazón se destrozaba al decir estas palabras, esa era la única forma que él viviera, no quería quedarse sola pero no podría verte morir.

El último día juntos fue el más triste de todos, ella sostuvo su mano mientras el sabio abría la puerta al mundo humano. El cuerpo de tomas comenzaba desvanecerse, con tristeza y ternura la miro hasta que su vista se torno nublada.

Al despertar se encontraba en el hospital junto a sus padres, los días habían pasado y su cuerpo delgado y débil era una clara muestra de ello, mientras su alma estaba en el abismo su cuerpo se encontraba en coma, sus recuerdos estaban borrosos, pero las lágrimas en sus ojos y un vacío en su corazón describían el dolor que sentía por olvidar a su gran amor.

Muchas gracias por leer mi relato hasta el final, es mi primera historia de amor por esta plataforma por lo que me gustaría saber que piensas de ella. Alguna duda o sugerencia déjala en los comentarios que con mucho gusto la leeré y respondere.

La imagen y el texto son de mi autoria, ambas creadas para esta publicación

Sin más que decir, se despide @cuarzo

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