#Reto12Votos Semana 48 - Tentaciones... | Una escena, un libro, una película y una frase.

En medio de una nube de confeti, fuegos artificiales y ambiente festivo, pasó la semana 47 del #Reto12Votos del @Club12 que esta semana nos propone un tema cuya única conexión con el anterior es una relación fonética:

Tentaciones ¿Dónde hemos escuchado ese término? ¿Bajo cuál circunstancia de la vida nos hemos topado con ellas? ¿Cuál será la definición que usted le da a este concepto? ¿Cuáles son sus tentaciones preferidas? ¿Acaso en algún momento de la vida ha sido tentado por algo o por alguien?

Al leer la palabra tentación, tres cosas llegaron de inmediato a mi cabeza: el relato del libro del Génesis con Adán, Eva y la serpiente; la imagen de una manzana mordida y el título de un poema que escribí en mi juventud, La manzana de mi Edén. Descarté la idea de compartir estas ideas por dos razones: la primera es que hablar del paraíso, Eva, la manzana, etc. me pareció muy obvio para el tema y la segunda es que ya alguien más compartió un muy buen poema sobre el tema esta semana, así que me reservé el mío. Apenas hube decidido no publicar el poema y no hablar de Eva, cuatro ideas se disputaron el protagonismo de este post. Al no poder decidirme por una porque se trata de mis aficiones más queridas (Literatura y cine), expondré las cuatro.

Una escena

Una de las novelas más controvertidas de todos los tiempos es Lolita de Vladimir Nabokov, la historia de un cuarentón que se obsesiona con una nínfula adolescente. La novela tiene escenas y frases memorables, más allá de lo polémica que pueda resultar, y una de las que quedó grabada en mi mente, por lo bien construida y por el simbolismo en ella, fue la siguiente:

Para completar la armonía de colores, se había pintado los labios y llevaba en las manos ahuecadas una hermosa, trivial, edénica manzana roja [...] El corazón me latió como un tambor cuando se dejó caer junto a mí en el sofá, un movimiento que ahuecó su fresca falda, y empezó a jugar con la brillante fruta. La arrojaba al aire lleno de puntos luminosos y la atrapaba, y yo oía el ruido apagado que hacía en su mano.
Humbert Humbert interceptó la manzana.
"Devuélvemela", me suplicó, mostrándome las palmas de sus manos, que parecían de mármol rojizo. Le tendí la deliciosa fruta. Lolita la cogió y la mordió. Mi corazón pareció volverse nieve bajo esa piel carmesí.

Es la síntesis del libro y una escena de mucha carga erótica con una sexualidad implícita. Lolita tiene una manzana, representación de la tentación por antonomasia, de lo prohibido; y no sólo la sostiene, sino que juega con ella delante de Humbert, quien se la arrebata, símbolo de otro tipo de arrebato posterior y al devolvérsela, la joven la muerde, cerrando el símbolo de lo que se quiere expresar: ha sido tentado y se ha dejado arrastrar por la tentación. Si además de eso, se presta atención a la construcción gramatical del párrafo, sin duda se entenderá por qué es una escena tan memorable.

Un libro

El concepto de tentación se asocia con el placer y los sentidos. Pero va más allá. Tener un deseo y satisfacerlo, buscar placer, es simplemente hedonismo. Lo que lo convierte en tentación es cierta prohibición que debe rodear ese deseo, cierto elemento perjudicial. No hay tentación si no hay trasgresión. Querer comerse un dulce es un simple deseo, pero la cosa cambia si se es diabético, o si se es alérgico a alguno de los ingredientes de ese postre. Desear sexualmente a otra persona es normal, no tiene nada de malo, pero la cosa cambia cuando existe un impedimento o una barrera moral, legal, filial, que priva sobre el deseo. Ese alguien puede estar casado con otra persona, por ejemplo. De estas historias de tentaciones sexuales hay muchas, pero una que lo trabaja de gran manera en pocas páginas es el Elogio de la madrastra de Mario Vargas Llosa. Se trata de una novela corta en la que se reflexiona sobre la felicidad y la corrupción de la inocencia, con una narrativa erótica llena de poesía, en la que Don Rigoberto contrae segundas nupcias con Lucrecia quien se convierte así en la madrastra de Alfonso, "Fonchito", el hijo de Rigoberto. Fonchito es un niño rubio, hermoso, pero con una vena de demonio, un “Lucifer en persona”, “una víbora con cara de ángel” (en palabras de Justiniana, la empleada de la casa), representando una tentación para Lucrecia, quien comienza a desearlo sexualmente. Su condición de madrastra, la edad de Fonchito y las posibles consecuencias de una transgresión, son los elementos que convierten ese deseo en tentación.

Una película

Sobre esas consecuencias de la transgresión, les ofrezco una película. Me hubiera gustado hablar de una película que mostrara una tentación relacionada con el poder y no una que lo enfocara desde lo religioso o lo sexual, pero luego me di cuenta de que los tres elementos están presentes en El crimen del padre Amaro, la historia de un joven sacerdote de 24 años de edad que llega a un pueblo para ayudar al padre Benito en sus tareas. Allí conoce a Amelia, una hermosa muchacha de 16 años, con quien comienza a tener una relación amorosa. La tentación para el religioso es entonces triple: es un hombre, ella es menor de edad; es sacerdote, lo que le de una posición de poder, no sólo social, sino religioso y moral; y además ha hecho votos de castidad, los que quiebra al tener relaciones sexuales con Amelia. El padre Amaro no es tentado una sola vez, sino de muchas maneras; y en todas, sucumbe.

Una frase

La opción obvia sería citar El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, en donde el escritor inglés expresa que "la única manera de librarse de una tentación es caer en ella", pero no resulta muy edificante ¿cierto? así que prefiero, en su lugar, dejar una frase del norteamericano Mark Twain, el creador de Tom Sawyer y Huckleberry Fynn, quien dijo:

"Hay muy buenas protecciones contra la tentación, pero la más segura es la cobardía"

Puede parecer graciosa, pero encierra una gran sabiduría: hay que ser valiente para sucumbir a la tentación. Como si se tratase de un reto, la tentación nos mira a la cara y nos pregunta ¿te atreves?; el cobarde responde siempre que no, no se atreve. Pero el que sucumbe dice sí, un sí momentáneo, fugaz, que luego se transforma en arrepentimiento cuando las consecuencias de su tentación son demasiado pesadas para soportarlas. Pero ha sido valiente, aunque haya sido sólo un instante y es esa vacilación la que considero el verdadero perjuicio del asunto.

Si se es cobarde, como dice Twain, no hay problema, nunca se sucumbirá a la tentación, pero si se es valiente, puede uno entregarse a ella, con la única condición, creo yo, de estar dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos. Un fumador que decide fumar un cigarrillo más, a pesar de padecer cáncer de pulmón, porque "de algo hay que morirse", si lo dice en serio, si lo cree, tiene derecho a fumárselo. Una pareja que decide tener relaciones sexuales sin protección porque no le importan las consecuencias, si de verdad no le importan lo más mínimo, puede hacerlo. En la Ilíada, Paris se enamoró de Helena y sabía lo que provocaría raptándola; sin embargo, no se amilanó cuando tuvo que ir a la guerra ni cuando Menelao lo retó a duelo. Fue tentado, sucumbió y afrontó las consecuencias. Así que antes de caer en tentación, asegúrate de qué lado de la orilla estás, si del lado del valor o del de la cobardía. Cualquiera es igual de válida, pero escoge una sola orilla. No valen dudas, titubeos, ni valentías fugaces, porque si se tienen, se terminará ahogado en el río del arrepentimiento.

El #Reto12Votos creado por @pavelnunez y perpetuado por @avellana está diseñado para que todas las personas ganen. Se trata de leer, comentar y votar por otros participantes del reto que harán lo mismo. De esa interacción nace, no sólo el beneficio del voto, sino el fortalecimiento de una comunidad que crece día a día, promoviendo el valor de la lectura y la escritura de contenido de calidad, sobre diversos temas de interés. Conoce las reglas del #Reto12Votos en este enlace y participa. No te quedes por fuera.


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