Saludos a Todos Steemians.!! Hoy les traigo una Anécdota Única de mi infancia, divertida hoy día y que me dejo una gran lección aprendida en su momento
Erase una Vez un dulce e inocente criatura (YO) alrededor de los 8 años de edad, vivía en una casa relativamente amplia con mucho espacio libre para la imaginación y los juegos, como buen niño cumplí mi tarea de hacerle la vida de cuadritos a mi madre con mis juegos y travesuras. hasta que un determinado día rompí "LA PUERTA"
Ese día, lance por la borda, todas mis tareas bien hechas, todas las buenas notas, todas las veces que ayude al orden y limpieza de mi casa. y de repente me encontré endeudado con la vida.! fue horrible jajajaja
Lo primero que hice fue tratar de arreglarla, era una puerta corrediza, que cubría la habitación principal de la casa, la habitación de mi Madre, no fue que la destruí como un monstruo, solo la descarrile, pero en mi inocencia termine con la puerta en la cabeza y un chichón orgullosamente ganado (me creía Tarzán). Luego de fracasar en mi intento de "arreglarla" solo me quedo asumir mi responsabilidad, llame a mi mama y le conté todas mis aventuras en la selva y como la puerta me había salvado de un Gorila Feroz, o un tigre (no me acuerdo), pero en el proceso "La Puerta" se desmayó.
Mi Madre es la persona más dulce y justa que he tenido la dicha de conocer, y bien me enseño que lo que se rompe se paga, dado que como todo niño no supe como ¡PAGAR! la fulana puerta; la idea llego con una comiquita de la época (Tom y Jerry) y la solución (temporal) fue que YO haría el papel de puerta hasta que alguien la pudiera reparar.!
[Fuente]
Así como en esta imagen de Fuente, pero en el marco de la puerta de la Habitación me coloque yo, como vigilante a jugar que era "La Puerta" ahí estuve cada vez que el tiempo me lo permitía, después de clase, antes de la cena, antes de dormir, era mi gran responsabilidad cubrir el marco. Mi madre cuando entraba a la habitación me agarraba por mi hombro y me halaba hacia la izquierda (como para desplazarme en el carril) para abrir y después de entrar hacia lo mismo para "cerrar"; llore y patalee, llame al abogado infantil (la abuela o la tía) !NADA¡ y para lo que me pareció una eternidad, solo fueron un par de horas.
Desde esa época no rompí nada más, temía romper hasta un plato hondo de plástico porque pensaba que la sopa me la servirían en las manos, es impresionante el cuidado que tenía con todo, "La Puerta", la malvada puerta, esa malévola puerta corrediza, me dio una lección de la que hoy día me río, y que luego entendí como "cuentas claras conservan amistades". Una lección de vida Única e inigualable.
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Y me dicen que ser hijo único es ser consentido? no es tan fácil, no conmigo. . . . . . . . Continuará . . .!