Saludos #steemados amigos y amigas:
A continuación les entrego el segundo cuento de navidad escrito por mi. Al igual que el primero, para participar en un concurso literario en el que obtuve el segundo lugar en el año 2016. Espero lo disfruten.
Siempre existirá la navidad
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Sólo había cabida para la aflicción y el desánimo en mi espíritu ese día de Diciembre mientras permanecía en la fría e impersonal habitación del hospital donde yacía tu cuerpo casi sin vida padre amado, mi viejo, a quien le debo ser el hombre que soy, el tener que verte allí agonizando, robándole a la vida los últimos suspiros, era para mí desgarrador y miserable.
Oré y le pedí a ese ser que todos llaman dios o creador para que te ayudara, a pesar de no ser un hombre de fe me aferraba a cualquier cosa que le diera a mi alma algo de sosiego dentro de tanto sufrimiento.
Para intentar calmarme, me levanté de manera autómata, caminé por el hospital tratando de despejar mi obnubilado ser, mis distraídos pasos me hicieron deambular por esos interminables pasillos fastidiosamente iguales, blancos y asépticos, tropecé con muchas personas sin verlas realmente, cada quien estaba en su afán con su drama particular, me sentía una especie de fantasma, un ánima penando que no encontraba reposo condenada a vagar eternamente por el mundo de los vivos.
Al retornar a la habitación donde te mantenías en ese infame letargo, advertí apenas por primera vez desde que estaba allí que te habían ubicado muy cerca del retén donde llevan a los niños y niñas recién nacidos, sólo pude pensar en lo poco apropiada de esta ubicación para los pacientes que requieren paz y quietud, no obstante siendo totalmente sincero no le presté mayor atención al tema, quizá porque caí en conciencia de que en tu estado comatoso poco importaba si un neonato lloraba toda la noche o no.
Me senté frente a ti de manera mecánica e involuntaria, con una necesidad inexplicable de esculpir en mi memoria cada uno de los momentos que te restaran a mi lado, sin importar que tu pose y tu imagen fuesen siempre las mismas, te contemplé casi toda la noche. Recordando lo vivido, lo aprendido durante todos estos años, me reproché el no haber dedicado más tiempo para compartir contigo, viéndote allí desvalido y moribundo se agolpaban en mi tantas sensaciones, tantas emociones que no me dejaban descansar ni un momento, además estaba ese aparato de señales que emitía sonidos y silencios a intervalos monótonamente iguales, liberando un puntito que se reflejaba en la pantalla al lado de la cama y que a pesar de ser tan irritante, era la única manera de saber que aún pertenecías a este mundo.
Bien entrada la noche, de mis cavilaciones me sacó el llanto penetrante de un bebé, acabaría de nacer tal vez, antes de tener la oportunidad de hacer algo, noté que te moviste, al principio pensé que lo había imaginado, pero al detallarte lo comprobé, luego del primer movimiento que pareció algo espasmódico e inconsciente vinieron otros muy lentos, pero definitivamente voluntarios, me quedé sorprendido, no lo podía creer, abriste los ojos, me miraste profunda y suavemente y me hablaste con la voz que recuerdo de siempre, esa que me llenó y me abrazó cálidamente tantas veces:
- Hijo, ¿que hora es? –pese a que la pregunta me sorprendió me apresuré a mirar mi reloj y responderte-.
- Son las 12 de la media noche papi.
- ¿Y que fecha es hoy? –esa pregunta me sorprendió incluso más que la primera, y seguiste- si no me equivoco, debe ser el día de navidad –lo comprobé en el calendario que reposaba en la mesa a tu lado, mi cara debía ser un poema-.
- Si, papi, ¿Cómo lo supiste?, llevas varios días inconsciente… ¿como?
- Tranquilo hijo, eso no es relevante, lo realmente importante es lo que estamos viviendo justo ahora, el llanto de ese niño, ¿lo escuchaste? –sólo pude asentir, no me dejaste hablar, en ese momento habías tomado mi mano y la apretabas firmemente y continuaste- ese llanto nos recuerda lo significativo de esta fecha y lo que simboliza, no se trata de fiestas, ropa nueva, gastos suntuosos y excesos de vanidad. El verdadero sentido de la navidad está en el renacer de la vida, del amor, la fraternidad y sobre todo, el renacer de la esperanza… es lo que nos está recordando ese niño, su nacimiento nos da esperanza para seguir viviendo, por favor, no lo olvides nunca y compártelo con mis nietos… perdóname el no haberte dicho esto antes, pero ya me puedo marchar tranquilo, eres un buen hombre… Dios te bendiga hijo.
Cerraste los ojos, el aparato de señales emitió un silbido agudo e ininterrumpido, yo sabía lo que significaba, mi viejito, me diste el mejor regalo de mi vida justo antes de partir.
Este cuento apareció por primera vez en: http://apatrinchera.blogspot.com/2016/12/siempre-existira-la-navidad-cuento.html