Saludos #steemados amigos y amigas:
Hoy les entrego un cuento de apenas dos cuartillas, una historia que simplemente vino a mi cabeza de improvisto y tuve la necesidad de ponerla en blanco y negro, sin mas, la comparto con todo el que la quiera leer...
Eran dos
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Siempre fueron dos desde que vinieron juntos al mundo. Una pareja malévola acechando y dañando todo y a todos a su paso.
De niños aprovecharon su condición para hacer maldades mil, amparados en la supuesta inocencia que rodea las acciones de los más pequeños.
Ellos nunca fueron inocentes, todas sus acciones, desde la edad más temprana, tenían de forma velada o abierta una gran mala intención que casi siempre era soslayada por quienes la sufrían. Nadie podía creer que ese par de gemelos albergaran tanta maldad.
Pero era así, a medida que crecieron sus acciones e intenciones se hacían evidentes, incluso llegaron a separarse de manera voluntaria en varias etapas, para que uno fuese la coartad perfecta del otro al momento de meterse en líos. Cada uno conocía los movimientos del otro, hasta parecía que se comunicaban telepáticamente.
Muchas fueron sus fechorías y ninguno el castigo, porque siempre se protegieron uno al otro.
Afortunadamente soy de las personas que siempre los recordó muy bien, no podría olvidarlos toda vez que por varios años fui víctima de sus ataques de violencia sin sentido y nunca pude defenderme.
Por eso, al toparme de frente con uno de ellos, mi reacción inmediata, mecánica, autómata fue la de golpearlo con toda mis fuerzas, sin mediar palabras, sin siquiera pensarlo. No estaba equivocado, resultó que el muy pillo estaba huyendo de su último crimen y lo pudieron atrapar gracias a mi acción que fue catalogada de heroica.
Fui condecorado y tratado con honores, me entrevistaron y ocupé mucho espacio en los medios de comunicación al lograr lo que los organismos de seguridad no habían podido hacer. Con su captura se habían develado muchas de sus fechorías pasadas.
Las autoridades y todos los demás supusieron que yo había sido testigo de la acción y simplemente actué en consecuencia, creo que nunca sabrán lo que realmente sucedió, en verdad no les importa, a nadie le importa ya. El delincuente había sido capturado y lo mejor fue que el golpe propinado lo dejó hemipléjico.
Sólo yo me mantengo en vigilia constante, en permanente estado de alerta, mis nervios me están destrozando, ya casi no duermo y como frugalmente para estar lo más activo posible, ya casi no salgo de casa y vivo pendiente de cerrar puertas y ventanas a cada rato.
Nadie entiende mi actitud, nadie se ha preocupado en ponerse en mis zapatos al menos por un instante ni ha preguntado la razón de mi desvarío, pero yo lo sé, lo siento, estoy seguro: Eran dos, siempre fueron dos.
APA:.