Memorias de una terrible enfermedad

¡Hola comunidad!


En esta oportunidad finalmente me he decidido a crear un relato reflexivo después de mucho tiempo pensando si debía hacerlo o no. Por otro lado este relato esta basado en una historia real, cambiando diálogos y algunas situaciones.


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Viernes 4 pm

Mirada perdida, cabeza desconcertada gracias a la voz del profesor. Es hora de la última clase de la semana, únicamente deseo llegar a casa a descansar y dormir placenteramente después de haber tenido días enteros de parciales.

Mismo día 6 pm

Me fijo a la pizarra, hay asignaciones pendientes para la siguiente semana. Abro la libreta y tomó apuntes, percibo el telefono vibrar en el bolsillo de mis pantalones con insistencia. Sin embargo no prestó atención en vista que a la clase le quedan pocos minutos. Por fin finaliza la clase y doy un vistazo al celular eran 13 llamadas perdidas y un mensaje de texto:
  • “No podré buscarte, estamos en la clínica con tu tía”- dice mi padre.



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Tomó un taxi, lo dirijo a la clínica sin saber con certeza de cuál se trataba.
Entró a la emergencia acelerado, por suerte había acertado la clínica. En la sala me encuentro con mi padre, mi hermana y mi prima, sus caras expresaban angustia, por mi parte les pido una aclaración para saber qué ha pasado:

  • “Mi mamá ha vomitado casi una cubeta entera”- replica mi prima.

Le pregunto a los enfermeros si puedo ingresar al cubículo donde esta, me autorizan y con pena lo primero en decirme mi tía es:

  • “Tienes que decirles que no pueden asociar todo con la enfermedad de mierda”.
Mi tía había vivido ocho años siendo paciente oncológico, el cáncer que llevaba a cuestas pasó por distintas etapas, en la mayoría de ellas se superpuso. Además adicionalmente en el doloroso camino se encontró con panoramas los cuales solo sirvieron en acrecentar su carácter de lucha, su fe espiritual y el poder de las energías.

Días después

La relación entre mi tía y su hija estaba tensa, los días anteriores acontecieron en medio de discusiones.
  • “No voy a ir al oncólogo, ni a nada que se le parezca. Si salgo de esta casa es al homeópata”- refunfuña.
  • “Pues yo no pretendo salir de aquí, si no es al verdadero médico”- Objeta mi prima.

Un año atrás se dijo a ella misma no volver al oncólogo, no veía ninguna mejoría como consecuencia de los tratamientos que intentaba. Recorrió todo los puntos cardinales del país en búsqueda de distintos especialistas. El expediente clínico de la fecha recopilaba información de una mastectomía, unas cuantas sesiones de quimioterapia pero más doloroso aún sesiones de radioterapia. Estas últimas se dieron a la tarea de menoscabar su ánimo, su cuerpo sufrió hartas transformaciones hasta al punto de percibirse como un monstruo para su propia nieta.


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Cansada por lo narrado anteriormente halló una especie de refugio en métodos propios de la medicina alternativa, homeopatía, acupuntura y remedios naturales. Estos derivaron en un engaño, en un efecto placebo alivianador de los dolores crónicos aunque los tumores siguieran vivos y expandiéndose a cada rincón de su cuerpo. Fue inevitable en esa mañana no detenerme a hacer retrospectiva acerca de una serie de eventos que me tocó presenciar meses antes donde no capte la gravedad de lo que sucedía, ¿tal vez por ignorancia o tal vez por que a veces creemos lo que queremos creer?


Meses antes- Eventos:

  • Ya casi es la hora de mi cita con la sanadora. ¿Por qué no mejor me acompañas tú? - me implora mi tía.
  • Claro, puedo ir. Pero ¿no será mejor idea si le dices a mi tío también? asi el podria llevarnos en su carro - le indico.
  • No, dime si me vas a acompañar. En esta casa ninguno está de acuerdo con que me dirija tres veces a la semana alla, a la “doctora” le llaman la bruja- insiste.

Decidí acompañarla, terminamos en un consultorio frío y espacioso. Mientras transcurría la espera alcanzaba a ver por toda la pared con diplomas que certificaban las habilidades en “medicina alternativa” de la homeopata, en variados centros de estudios del mundo: México, Jamaica y Barcelona los más notables.
Posteriormente le solicita acostarse en un camilla para el tratamiento:

  • ¿Como puede venir a estas terapias a exponerse a tal tipo de dolor?- me pregunté al ver como le incrustaban inyecciones y agujas por todo el cuerpo.


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Finalmente por una cuestión de compromiso con su hija y las exigencias de algunos miembros familiares incluido los de una hermana de mi tia dedicada desde hacia 20 años al área de la salúd, mi tia estaba sentada frente al oncologo en compañia de su hija, mi otra tia y yo.

El regaño no se hizo esperar, estaba sumamente indignada la doctora. La tacho de mala conducta y de haberse metido utopías en la cabeza.

  • Eres la única responsable de lo que pueda suceder con tu vida. No te gusta seguir instrucciones - afirmaba.

La paciente se enmudeció, no podía mirar a la cara de la doctora y quizá estaba odiando a todos los que influimos en someterse a esa situación tan vergonzosa. Entre tanto también le ordenó nuevos exámenes para permitirse generar un nuevo plan de acción y un diagnóstico preciso de la agresividad del cáncer.


Regreso al oncólogo- una semana después

Con los exámenes y estudios en su mano, esta vez la oncóloga no tomó una rabieta desproporcionada, no se parecía a la mujer de la consulta pasada. Por su parte optó por mentirle a la paciente, probablemente no quería sumirla en un estado de ánimo depresivo, le insinuó que a partir de ahora apostaría por un nuevo tratamiento lejos de radiaciones y de medicamentos suministrados por la intravenosa.

No había transcurrido media hora del regreso a casa del consultorio cuando recibimos un mensaje de texto donde se nos citaba a la tarde con urgencia, claro sin la paciente.
Aquella tarde recibimos el estremecedor anuncio de que nada podía hacerse, la excepción era resignarse. La enfermedad avanzó hasta un nivel crítico, hasta no dejar espacio para los tratamientos comunes. Su cuerpo estaba débil, su sistema inmune y someterlo a sesiones del tratamiento conocido en estos casos aceleraría el trágico final. Lamentablemente no quedaba más que esperar lo que nadie hubiera querido.

Meses nublados que pusieron a prueba a cada una de las personas del entorno familiar, donde teníamos ingeniar, separar el dolor y por otro lado llenar de felicidad, amor a una misma persona.



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No me arrepentiré nunca de haberle destinado mis ratos libres, comprenderla, más aún servirle. Dormir a su lado resultó el mejor estimulante, sus palabras me han acompañado hasta el día de hoy y su valor de lucha me suscita a tomar esa actitud frente a la vida.

¡Hasta pronto tía! ¡Por siempre en mi y en todos lados!


El amor debe anteponerse ante cualquier tempestad. Nunca es tarde para demostrarlo, mucho menos nunca será suficiente.

Son varios los casos de pacientes oncologicos que acuden a tratamientos alternativos, estos causan un efecto placebo pero por otro lado la salud empeora. Un caso reconocido mundialmente es el de Steve Jobs fundador de Apple, quien luego se arrepintió.

¡Gracias a todos por leer y apoyar! ¡Gracias a las comunidades de @mosqueteros y @cervantes por su trabajo en el apoyo a la comunidad hispana!

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